Acabo de leer el post de mi querida Carolina:

El duelo: un viaje que no sabes cuándo termina

Y recuerdo vívidamente esa sensación de ir hacia adelante, poco a poco mejor, y de repente sentirte otra vez en medio del caos. Tenemos la idea de un duelo lineal siempre hacia adelante y hacia arriba…

En los duelos por muertes o por enfermedades de quienes queremos a veces nos sentimos culpables por estar bien, por estar vivos.

Es como si seguir con la vida, con el día a día, con las rutinas necesarias y con las cosas triviales que van llenando nuestra vida fuera una deslealtad hacia quienes ya no están o hacia quienes sufren algo doloroso e irremediable.

No es así, pero como siempre, no se trata de cómo sean las cosas, sino de cómo las percibimos y cómo reaccionamos.

Tras un aborto involuntario por ejemplo, es normal sentirse mal con una misma si pasan las horas de un día y no recuerdas a ese bebé. O si te ríes. Y ni qué decir si una vez reanudada la vida sexual, te encuentras disfrutando con tu cuerpo. El mismo que tú  a veces, sientes que te falló, a ti y a esa criatura que no consiguió completar su proceso dentro de ti.

ES NORMAL

Todos esos sentimientos son reacciones naturales, muestras de amor hacia ese ser ( o seres), hacia lo que representaba, las expectativas, los proyectos, las posibilidades… Mucho se va en un momento. Demasiado para racionaliazarlo y seguir como si nada.

Cuando acompaño un duelo y ha sido reciente la pérdida, suelo comentarles esa posibilidad: irás  (iréis) encontrándote mejor,  y parecerá que ese es el camino. Pero a veces volverás al punto de partida. Parecerá que no has vivido nada de tu duelo,  incluso  peor porque a la incredulidad, la rabia y la tristeza se unirá la culpa por haber retomado tu vida.

Por «poder» vivir sin él.

Como todos los procesos dolorosos solo queda pasarlo, atravesarlo sin anestesia.

Como dije en un post no hace mucho en mi otro blog, no hay atajos.

Y los demás que acompañamos a los dolientes, solo nos queda seguir estando, sin juzgar, sin imponer, sin marcar ritmos, sin paternalismos, porque pensar que por no mencionar «el tema» les vamos a ahorrar sufrimiento no solo no es verdad, sino que añade dolor.

La invisibilidad es odiosa. Es odiosa en la vida Y odiosa en la muerte y/o abandono.

No estás sola, no estás solo, no estáis solos, no estamos solos.