Igual cuando lees declaraciones contra las doulas y asesoras de maternidad por parte de colectivos, como asociaciones de matronas, de profesionales a título individual, o de personajes que no tienen nada que ver en esta historia pero que no dudan en hablar como si tuvieran una opinión que interesara a alguien más que a sí mismos, piensas que lo que les pasa es una de estas cosas:

  • No saben leer (ni escuchar).
    Porque yo no sé cuántas veces hemos explicado, por activa y por pasiva, que nuestro trabajo no es el de una matrona. Hasta matronas se lo han explicado a sus propias colegas. y ni por esas.
    EL año pasado en un curso con Nils y Jill Bergman nos gozamos todo un ejemplo de matronas empeñadas en no ver más allá de sus narices, cuando otras matronas les explicaban qué trabajo de las doulas, kangaroulas y asesoras de maternidad ellas no hacían. Dio igual. Ellas erre que erre. Y la mayoría de nosotras, incluidos los Bergman, allí flipando en colores al ver cómo algunas reconocían que ellas no hacen nuestro trabajo, pero que no querían que lo hiciéramos nosotras.
    Al más puro estilo perro del hortelano. Lope de Vega estaría orgulloso.
  • Tienen miedo por su trabajo
    Que sí, que hay crisis, que las plazas de matronas cada vez son más escasas, y pensar en trabajar de forma autónoma es muy duro… Que se lo digan  a las valientes que se han salido del paraguas de «papá administración» y trabajan ofreciendo sus servicios de forma atractiva para que las familias las contraten.
    Estas que nos critican ante el miedo responden  quejándose y atacándonos, de modo que no sólo no consiguen crear más puestos de trabajo desde la administración, sino que, una vez más, intentan que nadie más trabaje por su cuenta. «¿Qué se habrán creído estas listas, intituladas? ¿Que les va a ir mejor que a mi que he estudiado 5 años? Quemémoslas en la hoguera por atreverse a sugerir «ritos» peligrosos como un masaje, acupuntura, cantar o poner incienso. ¿Cómo va a ser eso equiparable a tumbar a una mujer en una sala fría y luminosa, atarla a la cama, ponerle un cable, engancharla a un monitor, cogerle una vía, y sobre todo decirle cómo y cuándo tiene que pujar, y decirle que no chille?»
    Todo esto por supuesto no tiene nada de ritual, salvo en el sentido de que se repite parto tras parto en la mayoría de los hospitales, que se maltrata y ningunea a la mujer de forma sistemática y en grupo, que se le hacen cosas sin explicarle ni pedirle consentimiento, que a veces se hacen maniobras prohibidas por Ley que luego por supuesto, no reflejará el historial médico.
    No sé cuál de las 2 opciones me parece a mí un ritual peligroso, la verdad. Con la Ley española en la mano, lo punible es lo segundo.
  • Les preocupa la salud de las mujeres y los bebés
    Claro, claro, claro.
    Léase el comentario del punto anterior… así para empezar.
    Y luego sigan por aquí:
    Alguien que no respeta el deseo de una mujer de parir con quien quiera a su lado, no sabe mucho de cómo funciona el estrés en el parto. Y si una profesional del parto no sabe eso… no sé si me merece la pena seguir por ahí.
    Y podemos seguir con la No formación en lactancia. O con las que han hecho un curso y saben que «la lactancia es buenísima, es lo mejor» y no saben cómo diagnosticar un frenillo o cómo ayudar si hay un problema por mal agarre o un pezón invertido. Vamos que te dice que des teta, pero como no te salga bien a ti sola, búscate la vida. Eso  o te quedas con lo de: «bueno, mujer al menos lo intentaste. Y tampoco pasa nada por criar con biberón»: Porque claro la opción de : «vamos a buscar a una asesora de lactancia » es tabú. No vaya  a hacer algún rito peligroso como ayudarte a que tu bebé mame bien y sin que te duela. Porque ya se sabe que las brujas de toda la vida de Dios, tienen esa habilidad que despliegan justo antes del canibalismo.
    A mí una matrona cariñosísima en mi primer parto me dio 2 pezoneras. Fue todo  lo que supo decirme sobre ese tema. Y al día siguiente con heridas en el pecho, otro matrón encantador me mandó ponerme crema. Le dije que qué crema y me respondió:
    -«La que tengas tú de hidratante de la cara».
    Mejor no os cuento cómo me fue ¿no?.
    Bueno sí. Os cuento que afortunadamente sólo estuve en la clínica 1 día y medio tras el parto y pude ir a buscar ayuda con alguien que sí sabía de lactancia y llegué a tiempo sin dar ningún biberón ni arriesgarme a la confusión tetina-pezón, etc.
  • Les preocupa la «legalidad»
    Si todos los españoles miráramos tanto por las arcas del estado como este colectivo, España no estaría en crisis.
    Yo soy autónoma y pago mis impuestos y emito mis facturas.
    ¿Que hay asesoras y doulas que trabajan sin hacerlo? Pues mira, cada una que haga lo que crea, que me parece que hacienda ya tiene sus propios inspectores. A mí, las matronas me pidieron el dinero de mi parto «en efectivo mejor que por banco», y no me hicieron factura y no puse el grito en el cielo.
    Podría contaros de matronas que te invitan a dar talleres de porteo pero no te dejan que des tu tarjeta «porque no es ético», dicen, mientras su sala está llena de propaganda de empresas de recogida de células del cordón, y otras varias. O de las que tras verte 2 veces deciden que ahora los dan ellas  (que ya se lo saben todo muy bien ) y de paso les venden ellas los fulares si surge la ocasión (en dinero B imagino, porque no sé cómo van a facturar una venta dentro del sistema público de salud).

 

Podría tirarme un día entero comentando ejemplos de este tipo, pero ¿para qué?. Quienes  sabéis la verdad no lo necesitáis, y quienes necesitarían leerlo, no lo van a hacer o si lo hacen lo que harán es criticarme, o criticar al colectivo «intruso». Cualquier cosa antes que mirarse el ombligo y pensar en qué está pasando en nuestro país en el mundo de la maternidad. Por qué cada vez hay más mujeres demandando el trabajo de acompañamiento y/o asesoramiento  maternal fuera del ámbito de la sanidad pública.

Pero eso supondría un ejercicio de autocrítica, y para eso hace falta humildad y verse con los ojos de los demás, no con los propios. Ese ejercicio lo han hecho muchos profesionales que a día de hoy colaboran con asesoras y con doulas. 
No tienen miedo porque saben que su trabajo es insustituible. No tienen miedo porque confían en las madres, en sus derechos y capacidades.

Y ahí está el quid del asunto. Ese es el verdadero motivo por el que se seguirá criticando a doulas y asesoras:

SEGUIMOS NEGANDO A LA MUJER LA CAPACIDAD DE DECIDIR SOBRE SÍ MISMA, SU CUERPO Y SUS PROCESOS

Hemos confundido la asistencia garantizada con la asistencia obligada. 
Cuando leo panfletos como ese lo que creo es que pretenden que quieren defender a las mujeres y a sus hijos y realmente  lo que quieren es seguir tutorizando un proceso íntimo, personal y familiar,  que no es médico. Hemos pasado del paternalismo del obstetra al paternalismo de la matrona. No se qué es peor.

Y ahora voy a escribir no como asesora, sino como mujer y madre. Por nuestros derechos.

  • Tenemos derecho como usuarias del sistema público de salud a beneficiarnos de todos los servicios que esta provee, y tenemos derecho  a decidir cuándo queremos y cuándo no usarlos.
  • Tenemos derecho a que se nos informe de todo lo implicado en cada aspecto del proceso
  • Tenemos derecho a pedir una segunda opinión
  • Tenemos derecho a negarnos a un tratamiento sugerido
  • Tenemos derecho a elegir cómo vivir nuestros embarazos
  • Tenemos derecho a elegir con quién vivirlo
  • Tenemos derecho  a escoger una opción diferente a la mayoritaria
  • Tenemos derecho a que se respeten nuestras  decisiones.
  • Tenemos derecho a mezclar nuestras creencias personales, científicas, religiosas, espirituales o astrales con nuestras vivencia: así que si queremos ingerir placenta,o no, enterrarla o no, o rezar al humo del incienso de la sala o al Cristo del Gran Poder, o a la Pachamama, o bendecir a Isaac Asimov, no tenemos por qué justificarnos, ante nadie, y menos ante alguien que está contratado para atender la parte sanitaria del proceso.
  • Tenemos derecho a que en nuestro parto nos acompañe todo el que nosotras queramos: pareja, hijo(s), amiga, madre, doula, asesora continuum o un notario si nos apetece.
  • Tenemos derecho a que no se nos trate como a pelotas de ping pong que van y vienen entre 2 colectivos enfrentados . Aunque el enfrentamiento lo vea sólo una de las dos partes. Las madres no somos moneda de cambio en luchas profesionales.
  • Tenemos derecho a que nos asista en nuestro parto  matronas muy bien formadas y empoderadas, que saben cuál es su trabajo, que no se sienten amenazadas indebidamente y que saben cuál es el límite en sus atribuciones profesionales.
  • Tenemos derecho a que nos informe de otros profesionales que sepan solucionarnos un problema o aconsejaron ante ua situación que ellas no sepan resolver.

Y como somos adultos plenamente responsables aceptamos las consecuencias de nuestras decisiones.
Así que perdona que no te dé las gracias por intentar pensar y decidir por mi.
Si te preocupa mi salud haz tu trabajo bien, y déjame a mí el resto de asuntos de mi vida.
Si te preocupa tu futuro ten mentalidad emprendedora y no mentalidad de funcionario, o al menos no conmigo y no con mi cuerpo.

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