No.
No quiero la baja maternal

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NO quiero la baja maternal, ni el permiso de  maternidad, ni la licencia retribuida, ni nada que se le parezca.
Entre otras cosas porque no estoy enferma, porque no necesito que me den licencia para ser la madre de mis hijos ni que nadie me lo permita.

El lenguaje que usamos delata mucho  más de nuestra actitud hacia lo nombrado de lo que pensamos.
Estamos tan acostumbrados al lenguaje peyorativo en femenino y hacia los niños que a veces no somos conscientes de lo insultante que es nuestro vocabulario del día a día, y de cómo transmitimos atributos negativos de forma inconsciente (como si no fuera bastante todo lo que tenemos que oír de forma más directa).

Si eres un zorro eres un tío listo y avispado, si eres una zorra eres una fulana ramera, o una arpía.

Si eres un niño todos los adjetivos del tipo «mimado, consentido, zalamero, listo, etc…» tienen connotaciones negativas.

Y como pocas cosas hay  más intrínsecamente femeninas que la maternidad, pues en este ámbito el lenguaje es innegablemente paternalista, sexista, violento, condescendiente e insultante. 

Por eso si ya es vergonzoso que la ley nos obligue a reincorporarnos al trabajo a las 16 semanas de haber tenido a nuestro bebé, que encima  a ese tiempo se le nombre como «baja», «licencia» o «permiso» no hace sino acrecentar la idea colectiva de que «alguien nos hace un favor dejándonos estar ese tiempo con nuestro bebé, o lo que es peor, nos lo permite.

Ese tiempo es nuestro

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Así es.
TAn sencillo como eso: ese tiempo tras nacer nuestro bebé ES nuestro.

Nadie debería  concedernos algo que es nuestro por derecho.

Y mucho menos atribuirse mérito por ello.

 

La madre tiene el derecho a estar y criar a su bebé y el bebé el derecho y la necesidad de estar con su madre para ser criado como espera y merece.  Limitar el tiempo mínimo en el que el bebé necesita constantemente a su madre a 16 semanas demuestra una completa ignorancia de las necesidades biológicas, psicológicas y emocionales de los bebés, y no deja de ser una especie de sistema de restricción de derechos inalienables.  Y encima llamar  esa limitación antinatural  como la llamamos actualmente es una total desconsideración y falta de respeto a la madre y al bebé.
No pedimos permiso para no ir a trabajar los días libre, porque es lo normal, es nuestro tiempo libre y no deberíamos llamar al tiempo libre que tenemos tras haber nacido un hijo ni «baja» ni «licencia» ni «permiso».

Periodo maternal retribuido

No tengo una alternativa  que me convenza a todos lo niveles de cómo llamar a ese tiempo,  se me ocurre nombrarle como periodo maternal retribuido, a falta de que  pensemos en ello y se nos ocurra algo más acertado y que refleje más la realidad de lo que son esas semanas. Porque desde luego ninguna de esas formas habituales me convencen.
Hay aún una gran parte de la población que cree que las «bajas maternales» son una carga para los sistemas de seguridad social de los países. Yo he oído a algunos «iluminados» decir que es injusto que sus impuestos nos paguen «vacaciones» a las mujeres solo por parir. Igual el día que esa persona se jubile estará bien recordarle que su pensión sale de los impuestos de los contribuyentes que parieron aquellas mujeres a las que «él subvencionó las vacaciones».
Fue un caso aislado, pero lamentablemente a nivel más amplio esa es la idea de fondo por la que en nuestro país ningún partido político se ha comprometido a ampliar ese periodo. Todos ven un gasto, no una inversión.
No voy a repetir que hay otros modelos que han apostado precisamente por lo contrario, por invertir en que las madres maternen durante más tiempo y en una sociedad de adultos más sanos por haber sido criados de una forma más parecida a como merecen. Pero no está de más recordar que esos modelos existen y funcionan.

Aunque claro, Spain is different y aquí lo que hacemos es «repartir lo poco que hay» en aras de la igualdad…porque ya se sabe que es mejor ser políticamente correcto que políticamente justo

 

¿Conciliación?

 

Y por eso nuestro maravilloso sistema lo que hace es que si papá quiere disfrutar de ejercer de padre es a costa de que la madre renuncie a parte de su derecho de ejercer de madre. O sea, una vez más alguien decidiendo hasta qué grado nuestro derecho es o no nuestro.
Y como siempre digo… así nos va…

Imagen destacada ©Maitena
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