La abundancia de opioides y oxitocina en el cerebro son la piedra angular en la que se sustenta nuestra salud emocional y el factor que favorecerá nuestra capacidad para tener éxito en cualquier actividad que desarrollemos en nuestra vida. En cambio, la falta de amor conduce a la falta de autoestima y de confianza social.

 

science parentingLa capacidad para amar es uno de los dones que la naturaleza nos ha concedido. El amor propicia que en nuestro cerebro se precipiten armoniosas cantidades de sustancias químicas, gracias a las cuales nos sentimos bien, abiertos, creativos, fuertes y muy contentos. Cuando amamos intensamente, vivimos con la misma intensidad. Si nuestro amor no es pleno, nuestra vida tampoco lo será.

Cuando permites a tu hijo que te ame en paz, se ponen en marcha en su cerebro una serie de maravillosas sustancias químicas. A pesar de que el amor sea un concepto difícil de explicar en términos neurocientíficos, los investigadores piensan que genera una gran cantidad de sustancias estimulantes positivas: ciertos opioides, oxitocina y prolactina, a las que llamaremos sustancias clave de la vinculación afectiva.

Al parecer, las relaciones cálidas nacen de ciertos procesos protagonizados por los opioides que tienen lugar en el cerebro. Se sabe que los mamíferos prefieren pasar más tiempo en compañía de aquellos en cuya presencia han experimentado secreciones cerebrales de oxitocina y opioides. Los opioides, en combinación con la oxitocina y otras sustancias producidas de manera natural por el cuerpo, son posiblemente los productos clave en los estados de bienestar o de satisfacción intensa. Su acumulación, cuando se activan en el cerebro, afecta a la percepción, de manera que te hacen sentir que todo va bien en el mundo.

Amar en paz también conlleva que tu flujo de conciencia, pensamientos y sentimientos te transporten a un mundo interior agradable, como consecuencia de la actuación de los opioides en el cerebro.

Asimismo, es también posible que las mejores cualidades humanas -generosidad, compasión y apertura hacia los demás- estén generadas por la acción de los opioides. Incluso, hay personas ennuestra vida que activan los opioides en nuestro cerebro o, por decirlo con una metáfora, provocan que salga el sol. La mera presencia o recuerdo de estas personas nos ayuda a recuperarnos en momentos de lucha y sufrimiento. El caudal de opioides y oxitocina liberado por el amor pacífico también contribuye a reducir en gran medida nuestros sentimientos negativos y, en especial, la soledad, el aislamiento, la negatividad y el enfado.

Fuerza psicológica

Cuando más cálidas, incondicionales, constantes y físicamente afectivas sean tus relaciones con tu hijo,´más abundantes serán las secreciones de opioides, oxitocina y prolactina en su cerebro. Y cuando recuerde tu cálida presencia se sentirá a salvo. Al poco tiempo, vuestro vínculo permitirá a tu hijo desarrollar fuerza psicológica. Los investigadores han descubierto que la fuerza psicológica está relacionada con la presencia de opioides en el cerebro.

Esto significará que tu hijo crecerá con la capacidad de:

  • Pensar en situaciones de tensión y tranquilizarse-
  • Tener confianza en sus capacidaes sociales, así como calidez y gentileza.
  • Transformar la adversidad en oportunidad.
  • Responder a los estímulos de los demás pensando en lo que se dice en lugar de enfadarse o marcharse.
  • Tender a la resolución de los conflictos y no a la culpabilidad.

La abundancia de opioides y oxitocina en el cerebro son la piedra angular en la que se sustenta nuestra salud emocional y el factor que favorecerá nuestra capacidad para tener éxito en cualquier actividad que desarrollemos en nuestra vida. Cuando los investigadores dedicados al cerebro dieron a un grupo de animales pequeños pequeñas dosis de opioides y a otro una determinada sustancia inhibidora de opioides, resultó que los del primer grupo salieron victoriosos al competir con los del segundo.

En el mundo

La ciencia de las relaciones materno o paterno-filiales firmes y amables nos enseña mucho acerca de las atrocidades que tienen lugar en el mundo. A partir de diversas investigaciones con mamíferos, sabemos que los opioides y la oxitocina son sustancias que tienen mucho poder a la hora de anular la agresividad. «No tener deseos de luchar», ya sea en el entorno físico o en el del lenguaje, reviste una importancia capital no sólo en la esfera familiar, tiene también implicaciones en el modo en que nuestros hijos se comportarán cuando sean adultos y en los efectos que su conducta tendrá en el mundo que habiten.

En el mundo, la falta de amor conduce a la falta de autoestima y de confianza social. Si el niño no se siente querido o no confía en la constancia del amor que sus padres sienten por él, su salud psicológica se tornará vulnerable. El miedo a la pérdida del amor materno o paterno llegá a ser tan terrible que, a veces, dispara las reacciones de huida o lucha en el cerebro reptil del niño.

La investigación demuestra que la activación escasa del lóbulo frontal izquierdo del niño es consecuencia de haber tenido un padre irresponsable. El niño cuyos padres sean irresponsables en lo emocional y que, en consecuencia, posea un lóbulo frontal izquierdo que apenas se pone en marcha, tiene más posibilidades de albergar sentimientos negativos hacia sí mismos y hacia los demás, y, en ese caso, no querrá acercarse a sus padres para darles cariño ni tampoco a sus compañeros en busca de amistad, pues tendrá demasiado miedo al rechazo. Una actitud ante el mundo como ésta puede continuar durante la madurez.

El futuro

Si tu hijo aprende a amar en paz, en su madurez será capaz de:

  • Elegir a sus parejas con fortuna, pues se acercará a las personas que le traten bien y se alejará de las que no.
  • Desarrollar y mantener relaciones íntimas satisfactorias a largo plazo.
  • Disponer de recursos para ser tierno, gentil, compasivo y apasionado.
  • Escuchar, calmar, confortar y ayudar a los demás en lo relativo a las emociones.
  • Ser espontáneo a la hora de darse a la persona que ama
  • Ser amoroso y sexual al mismo tiempo.
  • Alimentar sus relaciones íntimas con cumplidos, aprecio y sorpresas agradables, y compartir con generosidad sus pensaientos y sentimientos íntimos aún cuando le parezca dificil hacerlo.

 

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Margot Sutherland
Autora de La ciencia de ser padres
Fuente: www.holisitika.net