Pues no, no se trata de un cuento infantil… ojalá (por cierto… otro día hay que escribir sobre los cuentos infantiles… madre mía qué miedo. Y luego queremos que los niños duerman solos después de leerles de ogros, brujas, lobos y padres que dejan a sus hijos solos en el bosque :-P).

Hablaremos de hadas y brujas en otro aspecto… porque como dicen en Galicia de las meigas, «haberlas haylas»…Y no me refiero al «mundo exterior» al que a veces nos referimos como Matrix. Un mundo lleno de personas que nos agobian y nos cuestionan intentando convencernos de que no podemos parir sin un quirófano y un ginecólogo, o criar a nuestros hijos con nuestra leche o cobijarlos con nuestros cuerpos sin miedo a entorpecer su desarrollo. NO, porque a estas personas las vemos venir y más o menos nos vamos protegiendo.

Me refiero al entorno maternal en el que nos movemos.

En él encontramos personas que calificamos de amigas, de comadres, de hermanas… En definitiva: hadas.

Hadas porque pueden atravesar distancias físicas y acompañarnos incluso a miles de kilómetros. Hadas porque consiguen darnos fuerza para contrarestar las influencias negativas y crueles, como en los cuentos inspiraban a los caballeros a luchar contra dragones. Hadas o musas porque despiertan en nosotras ese ser especial, maternal y creativo. Hadas que  nos animan a confiar en nosotras, en nuestras capacidades e instinto maternal. Hadas porque pueden ayudarnos a transformar algo triste, doloroso, en algo bueno. Hadas porque ayudan a sanar heridas del alma. Hadas porque nos muestran luz en la oscuridad. Hadas porque se convierten en guías para  descubrirnos que, quizás no muy lejos, hay muchas más personas como nosotros.

Si has hallado un «hada de la maternidad » (me permitirá Rosa Jové que le robe la descripción 😉 ) eres afortunada.

Eres afortunada porque no todas las encuentran, quizás porque no todas las buscan… igual es que como dicen en los cuentos, para verlas hay que creer en ellas.  Y eres afortunada porque de seguro tu vida habrá mejorado tras ese encuentro. Y lo eres también porque quizás tú misma te estés convirtiendo en un hada para otras mujeres… nunca se sabe dónde acaba la cadena.

Hay hadas a tiempo completo,  muy «reconocidas» porque llevan muuuucho tiempo con su labor y hadas para ocasiones… Incluso hay hadas que no saben que lo son. Pero siempre que influyas en otra mujer para bien, habrás sido un hada en su vida.

¡¡¡Qué bien si siempre fuera así!!!

Pero al igual que en algunos cuentos, a las hadas también se las lastima… Y siento no ser más bucólica y escribir que todos fueron felices y comieron perdices… pero ese no es el fin de la historia…Porque la vida real no es un cuento de hadas y porque el ser humano capaz de lo más noble también lo es de lo más vil… Y ninguna esfera escapa a esa ambigüedad. Tampoco la maternidad.

En estos años me he encontrado con personas, que cual brujas del cuento no se muestran como son en realidad. Quizás su apariencia primera es de candor, de altruismo… de hada, pero en el fondo no lo son. Pueden engañarnos sus sonrisas, sus halagos ( a veces estos, en realidad son la primera muestra de falsedad), su disposición a «ayudar»… y en realidad son chupaenergías. Puede que envidien la vida de las hadas, o el respeto y amor que inspiran. Puede que simplemente su incapacidad para convertirse por sí mismas en el hada que podrían ser, quieran robar el espíritu de otras…

¿Suena duro? Sí, pero es real.

Hace ya años que comprobé que a algunas de estas hadas disfrazadas muestran su verdadera vocación cuando les tocan sus intereses personales.

Recuerdo como cuando fundamos Red Canguro, algunas en vez de alegrarse por el paso adelante que esto significaba para el porteo en España, nos criticaron  hasta la saciedad ( a día de hoy aún no son capaces de dedicarnos ni un elogio). Seguramente temían que nuestra influencia les chafase el negocio.

Otras con mucho «prestigio»  en este mundo, criticaban lo que hacíamos algunas o los portabebés que usábamos porque en sus palabras: «no eran buenos» , para al cabo de un tiempo, vender y anunciar como la panacea mochilas para recién nacidos, que, a juicio de una servidora, ni son tan buenas ni tan recomendables (sobre todo si antes te has dedicado a criticar oros portabebés mucho más ergonómicos).

He tenido que ver como, personalmente, se me arrimaban aduladoras de tres al cuarto, que en cuanto pudieron «me borraron del feisbuk».,.. por usar una expresión del argot cotidiano. Mujeres a las que dediqué mi valioso tiempo y el de mi familia y que en cambio me devolvieron mentiras, deslealtad, ingratitud, críticas y sospechas… Curiosamente las de esta especie tienden a unirse entre ellas.,.. porque claro, los akelarres salen mejor en grupo.

Personas que incapaces de crearse una vida o un negocio propio solo saben copiar y pisar, eso sí… entre sonrisas, candor y palabritas suaves… porque igual que las brujas del cuento, para atraer a las princesas inocentes hay que disfrazarse…

Parece un hada... pero es una bruja..

Normalmente estas actitudes esconden un deseo desorbitado de ganancia económica, o de reconocimiento público, o ambas cosas.

Seguramente desde fuera esto parece un calentón, pero os aseguro que la época de calentones ya pasó. Porque hasta a las brujas se acostumbra una. Y aprende a vivir viendo cómo siguen embaucando princesitas… porque de una cosa estoy segura: quien es desleal con quien solo te ha tratado bien, lo será con cualquiera llegado el momento y la ocasión… ¿Recordáis ese dicho:

«Los interesados tienen socios.

Los políticos, partidarios.

Los poderosos, aduladores.

Los corruptos, cómplices.

Sólo las personas de bien, tienen AMIGOS. » ?

A mi amiga Claudia, a la que le roban su logo, sus frases, sus ideas, sus textos… y como dice ella, no sus pensamientos porque aún no saben cómo…

…a Eloísa, que sabe tanto y escribe tan bien, que le copian sus textos del blog para usarlos en un negocio (cosa expresamente prohibida por una Licencia CC). Y cuando pide que la retiren encima se enfadan.

Al resto de mentes creativas que ven como se las copia, imita, plagia sin pudor…

y a todas las mujeres que intentan buscar la forma de compaginar la vocación de hada con el sustento de su familia (porque que sepáis que la mayoría del trabajo de las hadas es gratis) y que ven como otras vienen a recoger donde no han sembrado…

pues qué os voy a decir… que paciencia. Porque encima las hadas tienen un código ético e intentan no ir hablando mal a diestro y siniestro de los demás habitantes del bosque…

Así que le corresponde a cada persona que se topa con un hada… aprender a ver si es de verdad o está fingiendo…

Si sois listas y no princesitas influenciables, aprenderéis a distinguir unas de otras y a actuar en consecuencia.

Y sobre todo, si un hada se cruzó en vuestra vida… no seáis desleales con ella… porque igual que en los cuentos, cuando se las olvida desaparecen… en la vida real la ingratitud también las entristece…

Un beso a las hadas de mi vida…

PD: La última vez que publiqué algo parecido las brujas de mi vida despertaron de su sueño y  aparecieron para criticarme… Curiosamente nunca aparecen para decir algo bueno de todo lo demás que escribo, publico o difundo… así que tranquilas… que aquí os espero… Que ya sé que acompañar las tristezas de mi vida  o mis alegrías  no es tan importante como defender vuestra dignidad de brujas ofendidas.

Y sí… sé que sueno un poco borde… pero como estoy en pleno puerperio… seguro que habrá quien diga que son las hormonas 😛