Petra: -¿Qué tal  María? ¡qué alegría verte! ¿cómo te va en esta nueva etapa?

María: -Bien… muy contenta.

Petra: -Claro, aunque ahora tienes trabajo doble.

María: -Ya… eso sí… pero no importa… lo hago con gusto y estoy muy feliz.

Petra: -¿Y qué? ¿Cómo te ha salido el muchacho? ¿es bueno?  ¿es tranquilito?

María: -Claro que es bueno… (tono irónico) no ha matado  a nadie  y tranquilo… pues como todos.. si se enfada saca su carácter.

Petra: -Ya mujer… me refiero a lo normal, si come a sus horas y te deja dormir …

María: -Hombre pues dormir en esta etapa, ya sabes… y las comidas… pues bueno… come cuando tiene hambre… no somos muy estrictos en ese sentido.

Petra: -Uy, uy, uy… pues mal vamos… si acabas de empezar y ya estáis así… menuda la que te espera… Yo de ti empezaba ya a dejarle clarito quién manda… que si no se te suben a la chepa y te tienen de esclava toda la vida… a su disposición… noche y día… Pues lo que faltaba… no, no, no…

María: -Ay Petra.. no seas agorera… si ya te digo que estamos bien… yo no me quejo y estamos felices y contentos.

Petra: -Que sí, que sí… que eso lo dices ahora… pero créeme… tanto mimito, tanto cariñito,  tanta contemplación… luego te pasarán factura… ya lo verás… tú hazme caso que sé de qué hablo…
En fin… tú verás… pero luego no digas que no te avisé… Y te dejo que tengo prisa… a ver cuando me paso por tu casa y así me lo presentas

María: -Cuando quieras Petra… un abrazo…

¿Os suena familiar este diálogo?

¿Os han preguntado alguna vez si el vuestro es “bueno” y “tranquilito»?

¿Cualquiera se ve en el derecho de decirte cómo, cuándo y cuánto dormir?

¿Y si os digo que María no ha tenido un bebé?

Volved a leer el diálogo pero ahora pensad que María es una recién casada..

¿Cambia o no cambia la historia según quién sea el “muchacho”?

¿ Y el tuyo? ¿es “bueno”?