Seguro que muchos tenemos un «álbum del bebé» de esos que llenamos con los datos de nuestro hijo: nombre, peso, talla, lugar de nacimiento, y cosas por el estilo y donde a medida que el niño crece vamos incluyendo sus logros con fechas y fotos…

Así guardamos recuerdos quizás de su primera toma al pecho (que por cierto esto lo tiene que modificar uno mismo porque estos libritos suelen dar por sentado que el bebé va a tomar biberón y así lo ponen 🙁 ), su primera papilla ( más de lo mismo, no pone su primera vez con alimento sólido :-(), su primera palabra, su primer gateo, sus primeros pasos etc…

Nos gusta pensar que el día de mañana será un buen regalo para nuestros hijos esa especie de resumen de su vida porque no tendrá recuerdos conscientes de esas cosas. Y nos imaginamos enseñándoselo orgullosos y contándole las batallitas de cada etapa. Y el cuadro mental que nos hacemos es la imagen de la felicidad, mostrándole a nuestro hijo cómo estuvimos allí, acompañándole, alegrándonos y emocionándonos con él y con sus pequeños grandes logros. Y se lo contamos ahora  acompañados de algún recuerdo en forma de foto que él pueda ver.

Curiosamente no he encontrado nunca en ese tipo de libros/álbumes una página con ese título:

«La primera vez que mamá y/o papá me dejaron llorar solo en mi cuarto»

¿Nos imaginamos añadiendo la foto a ese álbum de nuestro hijo llorando desconsolado , solo,  mientras nosotros le miramos en la distancia, inlcuso diciéndole algunas palabras que le «c0nsuelen»??? Es más… ¿inmortalizaríamos ese momento para enseñárselo con orgullo en el futuro??

Si has respondido «sí» a la pregunta anterior igual no te va a gustar lo que leas a continuación. Si has respondido «no» a pesar incluso de haberlo hecho con tu/s hijo/s pregúntate…

¿Por qué no?? ¿No es tan bueno? ¿no es tan «saludable? ¿no es «por su bien»?

Pues algo en el fondo nos dice que ni es tan bueno, ni tan saludable ni es por su bien…

Hace no mucho acudió al grupo de crianza una parejita joven con un bebé de 10 días. Ella había venido a alguna charla mía durante el embarazo y al grupo de crianza alguna vez. Tras solventar un problema de mal agarre al pecho estos padres me preguntan que si tenían que coger a su bebé cuándo llorara. Igual pensáis que le dije: «por supuesto»… pero hacer eso es caer en lo que yo misma critico: el dichoso paternalismo de decirle a unos padres cómo criar a sus hijos…

Les dije que los padres son ellos y que ellos han de decidir qué tipo de padres quieren ser.

Otra cosa es que les hable de cómo es el bebé, cuáles son sus necesidades y las consecuencias cuando éstas no son satisfechas… pero la decisión de hacer o no hacer algo con un hijo ha de ser tomada por los padres con conocimiento y responsabilidad.

Entonces me cuentan  que su pediatra les ha dicho que no deben coger al bebé cuando llora… Os recuerdo que hablábamos de un bebé de 10 días!!!!!!! Me confiesan que ese día la dejaron media hora llorando y que estaban angustiados viéndola cada vez peor, roja, casi afónica… imaginad 🙁 .  La madre me lo contaba llorando y el padre no lloraba, creo, por vergüenza o pundonor… pero se le notaba mal. Les dije:

«ese consejo ha hecho llorar a vuestro bebé y a vosotros… entonces ¿a quién ha beneficiado???

Y esa es la clave… ¿a quién benefician este tipo de consejos?

Evidentemente al bebé no.

Y a los padres, al parecer, tampoco, porque acaban llorando también.

NO hace falta pensar mucho ni creeer en teorías de conspiraciones para darse cuenta de por qué triunfan estos métodos y teorías.

Os voy a dar una pista:

[youtube=http://www.youtube.com/user/NestleTVBebe?v=L5aDlrMSbZY&feature=pyv&ad=7813191417&kw=sue%C3%B1o%20ni%C3%B1os]

No voy a comentar los detalles del vídeo porque ya lo ha hecho a la perfección María en su artículo (no dejéis de leerlo):

«DESDE NESTLE: CONSEJOS PARA PADRES SOBRE EL SUEÑO DE NUESTROS HIJOS»

Lo que quiero resaltar en mi post es QUIÉN está tomando en nuestra sociedad el papel de instructores de padres en cuanto a la crianza de los hijos.

En el caso del vídeo vemos que es patrocinado por una multinacional del sector de la alimentación infantil que se caracteriza, para quien no lo sepa, por la falta de escrúpulos en sus prácticas comerciales y publicitarias, lo que les ha llevado a ser denunciados por muchas organizaciones (sólo tenéis que poner en un buscador las palabras : «nestlé» y «denuncias» y veréis la multitud de frentes abiertos que tiene la compañía).

¿Dejarías el cuidado de tus hijos a una empresa así? Entonces, por qué has de confiar en lo que diga su publicidad por mucha voz suave y música de fondo que disfrace el mensaje?

Pero  no es la única. Casi todas las empresas que comercializan alimentos infantiles, pañales, productos de puericultura, etc.,  dedican gran parte de sus recursos no solo a publicidad directa (muchas veces ilegal por cierto) sino a boletines, webs, vídeos ,cursos y demás destinados a «aconsejar a los inexpertos padres» en el arte de la crianza. Curiosamente todos estos consejos chocan de frente con las verdades sí demostradas: la lactancia materna a demanda y la necesidad del bebé de contacto y atención constante.

¿Casualidad?

Lo dudo.

POr cada familia que decide amamantar a un bebé, no solo 3 meses, sino todos los años que sea necesario hasta que el niño no necesite la leche como parte importante de su dieta, y que decida criar a sus hijos a base de contacto continuo, esas industrias pierden una fortuna. O sea que lo que les interesa no es el bienestar del bebé y de sus padres… sino el suyo propio.

Si dan consejos que arruinan la lactancia… ¿con qué se va a alimentar esos bebés y niños?

Si el bebé / niño duerme con sus padres en la cama familiar  y va pegado a nuestro cuerpo durante el día, no se necesita ninguna gran  inversión ni infraestructura, a lo sumo, agrandar la cama familiar y hacernos con un sencillo portabebé de tela, pero si ha de dormir  y continuar solo la mayor parte del tiempo, necesita toda una habitación equipada con sustitutos del lecho familiar y otros artefactos diabólicos

¡¡¡Padres: No os dejéis engañar!!!

Este tipo de consejos y mensajes bienintencionados no lo son tal… de hecho, ahí está el quid de la cuestión:  el mensaje.

¿De dónde sale ese mensaje  («el bebé ha de estar solo») que parece «la verdad absoluta» y que todo el mundo recomienda sin cuestionarlo?

Porque digo yo que si realmente fuera imprescindible para la humanidad que el bebé/niño duerma solo, se habrá hecho así en todas las culturas, en toda la geografía y en todas las épocas… Pero qué curioso… que si investigamos cómo han dormido las familias a lo largo de toda la historia de la humanidad encontramos justo lo contrario… Aún hoy, la gran mayoría de las familias humanas duermen juntas y si alguno de ellos duerme solo, no es precisamente el más débil e indefenso del grupo, eso es de sentido común. De sentido común para todo el mundo menos para nuestra sociedad occidental y «civilizada».

Curiosamente el término «civilizar» se define así, según la RAE:

civilizar.

(De civil).

1. tr. Elevar el nivel cultural de sociedades poco adelantadas. U. t. c. prnl.

2. tr. Mejorar la formación y comportamiento de personas o grupos sociales. U. t. c. prnl.

O sea que se supone que hemos «elevado» nuestro nivel cultural y mejorado la formación y comportamiento de nuestro grupo social… O-O

Pues y0 me pregunto si alguien «no civilizado» que vea a unos padres dejando solo, a oscuras o semi oscuras muchas veces, a su bebé/niño llorando, sin acercarse a consolarle pudiéndolo hacer, mientras le ignora o quizás peor, mientras le contempla a distancia sin hacer nada,  pensaría que hemos mejorado o elevado algo su nivel cultural.

«A veces solo hay que salir del cuadro para contemplar con claridad la imagen.»

Porque siendo sinceros.. ¿cuántos de los padres que aplican estos métodos lo habrían hecho si no les hubieran convencido  de lo «bueno» que es? ¿cuantas de esas familias no se escandalizan cuando oyen de maltrato a mujeres, ancianos, de fata de respuesta por parte de las instituciones a personas con problemas??? ¿Qué diferencia hay?? ¿El mal-trato no lo es sea quien sea el destinatario???

Socialmente hemos comprendido que debemos respetar a las mujeres, a las personas de otra etnia, a los ancianos, a los enfermos… (bueno, no todos 🙁 ) pero seguimos sin respetar a los hijos. Quizás porque decidir respetar los ritmos y necesidades del bebé significa renunciar en parte a los nuestros y renunciar a lo que se ha adquirido no es plato de buen gusto para nadie.

A mí también me gusta dormir 9 horas seguidas, tener una conversación sin interrupciones, llegar a los sitios a la hora que acordé, comer con tranquilidad, echarme la siesta cuando quiero, ir a la playa a relajarme, etc… Pero soy madre y asumo que por ahora eso no puede ser…

Del mismo modo que durante un tiempo tuve trabajos que me obligaban a madrugar levantándome a las 5 de la mañana, tuve compañeros que me sacaban de quicio y no podía gritarles ni mandarles a la «oficina de pensar», jefes ineptos a los que no podía meter un chupete en la boca y ahorrarme sus sermones sin sentido y clientes muy maleducados a los que no podía ridiculizar en público por muchas ganas que tuviera de cantarles las cuarenta. En esa época el lema era: «El cliente es la prioridad» y lo aceptaba aun sabiendo que no siempre era cierto … por dinero…

¿Por qué me critican ahora si  en mi vida mi nuevo lema es «El Bienestar de mis Hijos es mi Prioridad» ?

Igual es porque esto no lo hago por dinero… y claro, por reconocimiento social tampoco… que no está muy bien visto que una mujer prefiera criar a sus hijos y no trabaje por un sueldo o que si lo hace gane mucho menos que en la multinacional de turno, donde el colmo de la liberación es tener un número de empleado y una chapita con tu nombre.

Porque a la Sra. Badinter y compañía que nos acusan de antifeministas les diría que si se quiere crear una sociedad que respete a las mujeres y su trabajo habrá que empezar criando a los bebés  y niños de hoy con esos valores… pero claro, si a los niños de hoy los criamos a base de los consejos de Nestlé y compañía, de métodos conductivistas que socavan su autoconfianza y consiguen, no niños que aprendan a dormir más, sino seres que aprender a reclamar menos… con este tipo de gurús me temo que las mujeres (y hombres) de mañana seguiremos perpetuando el mundo que hemos creado hasta ahora.

En muchos momentos de nuestra vida hemos tenido que renunciar de algún modo al «yo», a veces por trabajo, por dinero, por la paz del entorno… Pero parece que si alguien lo hace por sus hijos está cometiendo el peor pecado del mundo.

Resulta que si tu marido ronca y no te deja descansar y te aguantas y sigues durmiendo con él se considera normal. Nadie le dice: «no tienes vergüenza, por tu culpa tu mujer no descansa».

Si tu jefe te «obliga» a hacer horas extras que sabes que no vas a cobrar no se te ocurre decir: «eres un tirano y me estás manipulando» o si trabajas por menos sueldo haciendo el mismo trabajo que tus compañeros hombres no viene tu médico de familia a echarte la bronca por malcriar al sistema.

Estamos rodeados de falsos mensajes de autocomplacencia, porque en realidad en el fondo, siempre complacemos a otros… curiosamente,  a los demás en detrimento de nuestros hijos.

La mayoría de padres que trato serían felices haciendo lo que quieren si no fuera por los consejos dichos en tono de obligación de familiares, amigos… y sobre todo, de profesionales de la sanidad primero y de la educación después.

¿Recordáis el caso que cité al principio de la parejita con su bebé de 10 días?? Me pregunto qué hace un pediatra diciéndole a unos padres que no consuelen a su bebé si llora… En qué asignatura de la carrera se estudia eso.

Y ahora que entren los pediatras que me leen a defenderse… el último artículo que publiqué en el blog con relación a este tema al parcer hirió a más de un/a profesional del sector y aún me pregunto por qué.

A un pediatra le pido que sepa de medicina, y si me va a dar consejos NO PEDIDOS sobre crianza, al menos que se ponga al día de los últimos descubrimientos científicos sobre neurobiología, y sobre lactancia materna, por supuesto… que de esto, el 80% saben menos que mi hijo de 5 años y medio.

Y a las empresas de alimentación infantil no les voy a pedir nada porque ya han demostrado sobradamente lo que les importa la ética, la Ley y los bebés… sería predicar en el desierto… Así que el mensaje es para los padres… porque tenemos el arma que les da donde más les duele: en el bolsillo.

  • No colaboremos con este tipo de empresas, ni profesionales, ni consejeros que perpetúan un modelo de crianza que no cría niños más felices, ni adultos más responsables.
  • No nos dejemos engañar por la «apariencia» amable de mensajes con un transfondo puramente cruel.
  • NO renunciemos a disfrutar de un periodo único en la vida de nuestros hijos… y corto…. muy corto aunque ahora no nos lo parezca.
  • No escondamos lo felices que nos hace amamantar a nuestros hijos hasta que ellos quieran, dormir con ellos, disfrutar de su compañía: SALGAMOS DEL ARMARIO
  • Confiemos en nuestros cuerpos como el hábitat perfecto para nuestros hijos. Capaces de darles lo esencial para su supervivencia: Mimos y Teta