Todos los que escribimos en un blog sabemos que  gran parte del «éxito» de una pagina se debe a quienes nos leen, y sobre todo, a  quienes comentan en ellos…

Los comentarios y/o testimonios enriquecen los artículos, aportan visiones diferentes de un mismo asunto y amplian nuestras perspectivas. En este mundo de la Maternidad no hay verdades absolutas y todas aprendemos de escuchar lo que piensan y sienten otras mujeres. Esa riqueza cultural transmitida antes en grupos de mujeres sentadas al lado del fuego o bajo las estrellas ahora se transmite por las redes sociales y blogs.

Pintura de Jules Joseph Lefebvre

Os copio una reflexión que nos muestra que ser madre es algo más que engendrar, gestar, parir y criar… Que algunas mujeres se sienten MADRES, en mayúsculas, mucho antes. Que van repartiendo caricias maternales a veces con el tacto y a veces con el alma a cualquier niño que ven.

Las que sufren cuando otras madres no aprovechan o dan por sentado el gran privilegio que es en realidad el crear y mantener la vida de otro ser.

Muchos de quienes leéis el blog igual no tenéis un concepto como el mío de un Dios Creador… pero seguro que la mayoría compartís la idea de que ser madre nos dota de un poco de la esencia divina… ser capaz de transmitir y crear vida es algo único, mágico, divino… Y a fuerza de ser un milagro repetido no siempre captamos la fuerza de este hecho.

Quienes sí lo saben paradójicamente son estas chicas-madre… las que anhelan ese momento que por un motivo u otro aún no les ha llegado.

Para ellas…..  este post.

Y para quienes tienen niños «porque toca» pero aún no han captado lo maravilloso de todo el proceso… quienes se han dejado convencer que la maternidad es una lacra para su desarrollo personal y/o profesional, aquéllos a los que parece que los niños les molestan… pues sólo desearles que paren un momento a pensar…

Y para todos los que leéis el blog… animáos a comentar.

Gracias Y.

  Nohemi, ¿nunca has pensado dedicar un post a las chicas-madre?

Las que esperan tener un hijo toda su vida, se les va la mirada en busca de un bebé, siempre están jugando con los niños en todas las bodas y celebraciones familiares, las que escuchan el llanto de un bebé a kilómetros a la redonda, las que ven un bebé y ya lo aman, las que sueñan que tienen tripa y que, por lo que sea -estudios, trabajo, condición económica, deseos no semejantes a los de la pareja, o simplemente, edad, saben que no es su momento?

Yo llevo así toda mi vida, y a veces una no sabe cómo abordarlo.

La sociedad ha avanzado de tal modo que una no «puede» tener un bebé cuando quiere: el sistema de obliga a producir si quieres vivir independiente, y eso implica una formación mínima, y, claro, uno debe tener una casa, un trabajo estable -o una alternativa que garantice la salida adelante del bebé, de la mamá y el papá, claro-.

Es difícil saber que se debe estudiar, formarse, etc, pero no poder contener las ganas de ser mamá y que la gente te mire como a un bicho raro.

Las primeras, las mujeres mayores «dí que no, tú eres muy joven y ahora hay más adelantos».

Luego, tu madre «tú espérate, que hay tiempo -sí, claro y si yo quiero tener cinco, ¿qué?-

Luego, tus amigas -en mi caso, sólo algunas, pero conocidas la mayoría- «¿Sí o qué? ¿Qué eres una especia de loca de la maternidad o algo así?». «Qué bueno. Qué freak» -más freak eres tú con los campeonatos de cartitas mágicas de rol. «Hay gustos pa’ tó.Pues a mi no me gustan los niños.»

Yo siempre suelto un…»¡Oh!» muy indignado.

Me suelen decir: «lloran,cagan, mean, son nerviosos y son una fábrica de mocos.»

Palurda, seguro que eso no lo dices de la gente mayor. «No me gustan los viejos: Tienen reuma, no controlan esfínteres y no se acuerdan de donde ponen las cosas, además, no oyen».

Pero claro, eso está bien visto -yo adoro a los abuelos en general-, «no me gustan los niños» es algo habitual en el lenguaje coloquial. No hace falta que te gusten los niños locamente, como a mi, hay gente para todo, pero, al menos, respétalos como a cualquier persona. «No soy demasiado maternal», sería una buena manera de llamarlo.

Luego la gente tiene sobrinos, primos, y los quieren, claro que si. «Sí, pero pa un ratito» –

Dios mío, pienso yo. ¿Tan loca estoy?. Me gustan todos los niños a los que yo llamo cariñosamente «Hijos». «Mira cuántos hijos van para allá. ¡Quiero un hijo! o, simplemente, Mira, ¡Un hijo!» la gente no quiere niños por más de una hora seguida ¡pero yo me muero por tener un bebé que esté enmadrado conmigo! en fin…

Ahí queda la propuesta de una ferviente lectora de Mimos y Teta.