Iba yo una vez saliendo de un hipermercado con mi hijo de meses en el fular y me para una señora y me pregunta:
-«Disculpa, ¿trabajas?»
Estaba haciendo alguna encuesta o algo y yo que también he trabajado haciendo encuestas le respondo amablemente:
-«No, lo siento»
Y al dar dos pasos de pronto algo retumba en mi y fue como Pablo al caerse camino a Damasco. Me giro y le digo:
-«Perdona… sí, si trabajo, claro que trabajo. Solo que nadie me paga un sueldo»
Ni qué decir tiene que mi perfil de mujer trabajadora no era el que ella buscaba. Y de eso han pasado casi 8 años y no hemos mejorado mucho.
Yo sigo siendo madre, y sigo sin cobrar «un sueldo», porque con los años me hice emprendedora y qué os voy a contar 😀
El caso es que hace unos días una amiga escribe en su muro de Facebook que está hasta el moño (;-) ) de esas mujeres que le increpan con lo de:
«Yo es que no podría hacer como tú, a mí es que me gusta trabajar»
Va por delante que se lo dicen a una madre que cría 3 hijos, se está sacando una carrera a distancia, tiene un proyecto empresarial en marcha (amaymama ), colabora en Red Canguro , está cooperando en la creación de un grupo de madres en Toledo… vamos lo que se dice una «inactiva» en toda regla.
Pero es que da igual.
Aunque solo hubiera citado lo primero:
«criar a sus hijos… »
¿de verdad alguien puede referirse a eso como «no trabajar»‘?
¿Es posible que aún haya personas que no consideren eso un trabajo?
¿Será porque no es remunerado?
Pues habrá que informar a todos los becarios de nuestro país que trabajan gratis, que no están trabajando, que dejen ya ese capricho. A ver si ellos, pobrecitos que no cobran pero esperan poder poner eso en su CV como experiencia laboral les contamos la misma historia. O a esas personas que en nuestro país hoy están pagando por trabajar. Si solo es trabajo el que cobra un sueldo de un tercero apañados vamos.
Me gustaría ver un día de huelga de cuidadoras sin sueldo en todos los ámbitos.
Mujeres (también hay hombres, pero la realidad es que el trabajo del cuidado es mayoritariamente femenino así que permitidme usar el femenino en genérico) que criáis hijos, que lleváis vuestras casas con todo lo que conlleva, que atendéis a vuestros mayores y/u otros familiares que necesitan atención… que lo hacéis sin horario, sin pausas, sin días libres y sin paga, ni de la extra ni de la normal… que sepáis que hay algunas listas por ahí que dicen que es que «a ellas les gusta trabajar», no como a vosotras, que estáis en casa viendo la Tv y tomando cafés todo el día.
Para estas unas cuantas reflexiones:
-No a todas las mujeres que trabajan fuera de su casa les gusta su trabajo
-No a todas a las que les gusta su trabajo les gustan las condiciones de su trabajo.
-La mayoría lo hacen porque necesitan el dinero.Punto.
Me gustaría saber a mí cuántas de las que hablan así, si el estado les subvencionara como en otros países un permiso de maternidad remunerado por años dirían:
«No gracias, es que a mí me gusta trabajar.
El permiso y el sueldo para esas otras que no les gusta trabajar»
y se irían dejando a sus hijos de semanas y/o pocos meses para trabajar en un puesto que no les gusta , ni les motiva, ni les realiza y que muchas veces… ni siquiera compensa demasiado económicamente.
O incluso si fuera así, si llegado el caso su trabajo les gustara tanto y les fuera tan satisfactorio en todos los sentidos que les apeteciera mucho separarse precozmente de sus hijos para reincorporarse… me gustaría saber si lo harían. Si lo harían aun sabiendo que no peligra su puesto, ni su sueldo, ni sus futuras posibilidades de promoción.
Pero me temo que como eso hoy es una utopía…
Pues señoras a las que tanto les gusta su trabajo y que miran por encima del hombro a las que ustedes consideran inactivas… me temo que nosotras estamos mal pagadas, eso es verdad…pero ustedes están peor. Porque las engañan por un sueldo. Porque todo eso en nuestro país hoy es mentira. Así que hasta que no haya verdadera libertad de elección y decisión, lo que hacemos está condicionado:
Condicionado por nuestras necesidades económicas
( o por lo que creemos son necesidades, ya ni entro a valorar eso),
condicionado por la precariedad laboral,
condicionado por la discriminación por sexo y por ser madres,
condicionado socialmente por vivir en una sociedad que menosprecia el maternaje y el cuidado en vez de protegerlo y valorarlo.
Criadas en ese sistema es normal que algunas sigan repitiendo el discurso trasnochado de creer que todas las mujeres que han decidido, y recalco HAN DECIDIDO, no trabajar para terceros, trabajar a tiempo parcial, trabajar por su cuenta o no trabajar remuneradamente por dedicar su tiempo a sus hijos y su familia somos unas pobrecitas, o unas desgraciadas, o unas esquirolas o unas antifeministas, o unas víctimas del patriarcado o de cualquier otro tipo de autoridad… Dejen ya de ponernos etiquetas que no nos representan.
Muchas de nosotras hemos decidido que ya que el tiempo que invertimos en los demás no nos lo va a devolver nadie, y que rara vez se nos paga en su justo valor, para regalarlo , preferimos escoger a quien. Y resulta que preferimos regalárselo a nuestros hijos, pareja, padres y/o amigas… que a una empresa que no nos asegura mucho más allá de un número de días por año trabajado en caso de mandarnos a la porra cuando a ellos les convenga a pesar de lo mucho que nos gustara nuestro trabajo y lo buenas y eficientes que fuéramos en él.
Por eso cada vez más mujeres de las que yo trato, de las de verdad y no de las de discurso barato, acaban pidiendo una excedencia o negociando un despido. Y no, no es porque no les guste trabajar, es porque lo que sí les gusta es hacer lo que les apetece en cada momento. Porque esa es la verdadera liberación: Hacer lo que una quiera sin perjuicio de nuestros derechos y libertades.
Así que querida amiga que «no trabajas», la próxima vez que alguien te diga ese tipo de comentarios… te diría unas cuantas frases para responder… pero no, mejor no. Tú sencillamente sonríe y abraza a tu hij@.
Y si eres una de las que alguna vez ha pronunciado ese desafortunado comentario… pues felicidades y que te duren muchos años esas ganas de trabajar.
A algunas ya no nos engañan más.
Y voy a acabar con una nota de humor… porque yo lo valgo. En homenaje a todas las mujeres que no trabajamos o trabajamos con nuestros hijos