Artículo escrito originalmente por Nohemí Hervada para la revista Madre Tierra.
«Porter c´est bien, bien porter c´est mieux»
Con este dicho francés resumiría mi opinión sobre el porteo y los portabebés.
La primera vez que lo leí no imaginaba lo ligada que quedaría mi vida a ese concepto en particular y al mundo del bebé y la maternidad en general.
Siempre supe que llevaría a mi bebé en un portabebés, me parecía lo mejor, lo natural, lo apetecible, lo práctico… Y todo eso sin tener ni idea ni de fisiología del bebé en relación al porteo, ni de beneficios en relación al apego ni al desarrollo. Simplemente sabía o intuía que así era como tenía que ser.
Compré mi primer portabebés estando embarazada aún: una mochila comercial de las que se encuentran en cualquier tienda de puericultura. No veía diferencias entre unas y otras, así que escogí una como podia haber escogido otra. Como en tantas otras cuestiones, el vacío que nos crea la falta de referencias cercanas, reales y sinceras se encarga de llenarla la publicidad. Así que ya tenía en casa esa fantástica mochila tan vendida, y ahora solo quedaba esperar para poder usarla.
El primer día que salí de casa con mi bebé de apenas 5 días, le coloqué en la mochila, dispuesta a disfrutar de lo que ya me parecía algo esencial: llevarle cerca de mi cuerpo.
Ese primer contacto con la mochila no fue como esperaba.
Sentía que ese artilugio no lo sostenía bien, no lo «envolvía» como hacían mis brazos.
Así que aun dentro de ella, eran estos los que sostenían el cuerpecito de mi hijo, rodeándole alrededor de esa tela demasiado gruesa, para conseguir mantener lo que me parecía la posición natural de un bebé en brazos. Ahí pensé que algo fallaba, que tenía que haber otra forma más cómoda, más segura y más natural de llevar a un bebé en brazos.
Empezó mi búsqueda y descubrí todo un mundo.
Con mi primer fular me di cuenta desde el minuto uno de la diferencia. Y eso que solo tenía una hoja fotocopiada con unas cuantas imágenes para aprender un par de nudos. Nudos que por supuesto estaban mal hechos, y aun así me daban más confianza que aquella mochila de diseño.
Fui interesándome por este arte, leyendo de páginas de otros países que tenían ya años de experiencia en porteo, practicando,recopilando e incluso traduciendo información.
Me fascinaban los portabebés que llamamos étnicos. Ver como a lo largo y ancho del mundo, en la historia del hombre todos los pueblos han compartido esta práctica del porteo.
Iba descubriendo las diferentes formas de portear, y sus por qués. Cómo cada sistema casi siempre estaba influenciado por el estilo de vida, el clima, los recursos disponibles e incluso la fisionomía de cada raza.
Era inevitable comparar todo lo que iba viendo ( y practicando) con la forma de porteo mayoritaria a mi alrededor. Las mochilas del tipo de la que yo misma había adquirido, mochilas a las que me referí un día, a modo de juego de palabras con la marca más conocida del mercado, como «baby colgón». Apelativo que derivó en «colgonas», porque esa es la forma en que va el bebé en ellas, como colgado.
Leo y oigo a menudo decir, en el círculo de las familias que porteamos: «pobre bebé» , cuando ven ese tipo de mochilas. Pero si lo pensamos un poco, la mayoría de los bebés que nos rodean no van en mochilas, ni de las buenas ni de las malas. Van en carrito. Aislados primero en carros-burbuja, que no les permiten ver, ya no solo a sus madres, sino el mundo que les rodea.. , y más tarde en carros sentados hacia el exterior, alejados del cuerpo que tanto necesitan.
Bebés mecidos, sí, pero no acunados.
Bebés queridos sí, pero no abrazados y besados.
Bebés paseados si, pero no disfrutando de mamá
haciendo de Cicerón de la vida, explicando lo que les rodea.
Es tan triste pensar que algunos bebés SIEMPRE van de ese modo… que cuando veo un bebé en una colgona siento alegría. Siento alegría por el bebé y siento alegría por esa madre que como yo, quiere llevar a su bebé cerca de su cuerpo. Una madre con la que tengo tantas cosas en común, una madre de la que solo me diferencia, casi con seguridad, el grado de información que tiene sobre este asunto.
A todos los que usan o han usado portabebés no ergonómicos les digo como el dicho del principio:
«¡qué bien que porteas!»
Y a los que no se plantean la crianza en brazos, a los que creen que es imposible criar un hijo sin carrito o que han recibdio tantas advertencias sobre «lo malo de coger a un niño en brazos» que se lo han creído, me gusta recordarles que el porteo es tan humano como lo ha sido la lactancia hasta que lo artificial irrumpió para usurpar el lugar que le corresponde por derecho.
Del mismo modo que la lactancia materna es la norma, el sistema «by default», la piedra de toque o la vara de medir en lo que respecta a la alimentación del bebé, y lo demás habría que valorarlo en comparación con esta y no al revés, el porteo es la forma natural de criar a los bebés.
Un recién nacido ahora tiene las mismas necesidades y expectativas que uno nacido hace 2000 años, naciera en Asia, en África o en América.
Todos han necesitado, necesitan y seguirán necesitando un contacto continuo con su cuidador principal no solo para completar su desarrollo, sino para asegurar su supervivencia.
Por eso encontraremos formas de cargar a los bebés por todo el planeta. Nunca hasta hace bien poco, los padres se plantearon si era bueno o no llevar a su hijo en brazos o sobre su cuerpo, del mismo modo que no se planteaban si su leche era buena o mala. Si se tenía un hijo se amamantaba, y si se tenía un hijo y había que moverse, la opción más usada era llevarlo consigo, sobre todo si se alimentaba exclusivamente de la madre.
Ninguna madre pensó en dejar a su criatura sola , lejos de su vista. Del mismo modo que no optaría por no darle de comer cuando lo pidiera… pasaran 4 horas o 4 minutos…ninguna madre salvo las bombardedas por des-información.
Así volvemos pues, con unos y otros tipos de padres al dicho inicial:
«portear está bien».
Y una vez todos en ese terreno común, que lo hay y grande, de buscar la mejor forma de criar a nuestros hijos, intento hacerles ver el otro lado :
» y si porteas bien será aún mejor».
Aquí me gustaría, no obstante, hacer un inciso para aclarar que por supuesto lo ideal sería empezar bien desde el principio y por ello trabajamos muchas personas a título personal y/o profesional, destacando la labor en ese sentido de la Asociación Española por el Fomento de Uso de Portabebés: Red Canguro.
¿Hay tantas diferencias entre los sistemas comerciales de porteo?
Eso preguntan muchos padres. Algunos incluso me nombran tal o cual marca que avala tal o cual médico o asociación de profesionales de la salud.
Mi respuesta sencilla es : Sí.
Aquí suelo pedir a los padres que piensen en envolver un jarrón precioso y delicado… ¿con qué conseguirían envolverlo mejor respetando su forma y silueta? ¿Con cartón o con tela?
Hay mucha diferencia entre llevar un bebé «colgado», siendo el cuerpo del bebé el que se adapte a un artículo preformado de antemano con capacidad de ajuste limitada a llevarle arropado y sostenido por una tela que lo envuelve perfectamente respetando su posición natural, la que suelo llamar «de serie».
Cuanto más se parezca la posición de un bebé recién nacido en un portabebés a la del bebé dentro del útero,
mejor portabebé será.
Y hablando de sistemas «de serie», el propio bebé si le observamos nos indicará cuál es la forma correcta de hacerlo.
Eso es lo que han hecho todos los padres de la historia, sin tener conocimientos de anatomía ni de fisiología del recién nacido. Seguramente se dieron cuenta que el cuerpo del bebé «encajaba» perfectamente sobre el del adulto que lo llevaba en brazos y solo necesitaban accesorios para mantenerlo así, pegado a ellos, de la forma más natural posible.
Fuera delante, detrás o a la cadera, el recién nacido, con su espalda arqueada en forma de C ( columna en cifosis, ya que el recién nacido aún no tiene desarrolladas las lordosis que se irán formando con el tiempo) y su reflejo de prensión quedaba siempre pegado al cuerpo del porteador.
No encontraremos ninguna forma de porteo tradicional en la que el bebé vaya delante colgado, y mucho menos, mirando hacia fuera, como tan de moda han puesto la mayoría de las mochilas comerciales. Los sistemas de porteo tradicional que observamos son principalmente a la cadera y en la espalda, pasándolos al frente sobre todo para ser amamantados.
Recordemos que el porteo para la mayoría de habitantes del planeta era la forma obligada de conciliar trabajo y cuidado de los bebés, así, los pueblos cultivadores y recolectores portean principalmente en la espalda, para tener su campo de trabajo despejado, o para poder inclinarse con comodidad a realizar múltiples tareas y en zonas de selva, como el Amazonas, se portea sobre todo a la cadera.
¿Portear cara al mundo?
Esa posición «hacia fuera» o «cara al mundo» solo la encontramos en especies animales, como los felinos, que al ser cuadrúpedos cogen a sus crías con la boca por el cuello.
Lo hacen normalmente como algo puntual para trasladarlos cuando son muy pequeños, con unas crías que, además, pueden caminar, es decir, cuyo sistema locomotor está completamente desarrolaldo y en una posición que no les resulta ortopédica .Los humanos no somos cuadrúpedos, ni nuestras crías tienen el desarrollo al nacer de otras especies.
Para un bebé humano, que aún no tiene definido su mapa corporal, sentirse «hacia fuera», «colgado», con las extremidades al aire, sin lugar donde agarrarse, como golpeando al aire, es tan desconcertante e inseguro como sería para un adulto moverse en un espacio sin gravedad.
Los bebés necesitan sentir que se les rodea, que algo delimita su contorno, si no, se sienten como «desparramados» y aumenta su inseguridad y nivel de estrés.
Por eso, como excepción a la regla del porteo sobre el cuerpo, en algunas culturas como la de los indios papoose de norteamérica, en las que cargaban a los bebés en una especie de trineo, les fajaban o envolvían para que se sintieran «contenidos».
Pensemos en lo que comentaba antes, el equipamiento de serie del bebé, sus reflejos: el de búsqueda, el de succión y el de prensión. Están para garantizar su supervivencia, siempre y cuando esté cerca del cuerpo de su madre.
¿Para qué necesitaría un bebé el reflejo de búsqueda y succión si se le va a alimentar con horario establecido, solo cuando la madre quiere o el de prensión si siempre va a estar tumbado boca arriba?
Hoy con el conocimiento extenso de anatomía, fisiología, psicología, incluso de bioquímica del cerebro sabemos que el porteo es beneficioso. Y el porteo correcto más beneficioso aún.
Mirando a otros padres aprendemos el cómo y mirando a nuestros hijos aprendemos el por qué.
genial! me ha encantado. Muchas gracias por haberme enseñado tanto :* , porque mirandote a ti, yo aprendí cómo. Enhorabuena por tu labor, preciosa!
Gracias MAria, de corazón ♥
Esas cosas son de las que más orgullosa me siento… de haber contribuído de alguna manera a que algunas lo conocierais desde el principio y pudieseis disfrutarlo bien desde el minuto 1.
Un abrazo
Chapó!! y es que es eso los bebés sienten ¿verdad?, arropados por quien los lleva y cerca del mundo de su mama, no ajeno a el, ooooh y además BIEN portado.
Casi como abuela, bueno… pero aprendiendo, y porteando por supuesto cuando cuadra.
Un beso Nohemí y gracias por compartir
Gracias Itziar… y ya te veré ya, ejerciendo de abuela que portea 🙂
Un beso
Imposible explicarlo mejor…
Siempre genial! Cuánto más sabes más compartes!
El fin de semana de paseo x las Canteras vi más bebés en mochilas ergo, fulares y en brazos que en carritos… Y aluciné pensando ¡qué rico! ¿Un cambio?
Y ayer escuché a dos mamás de bebés de menos de 2 meses aconsejando a otras sobre los fulares, utilizarlos en casa,etc., y al final dijeron: pero llama a Nohemí que es la bomba, es un encanto y además te enseña sùper bien»»
Cariño, sabes que eres mi Maestra, pero este artículo es de los que más me han llegado y más me gustan. Simplemente genial!!!!!!
Me encanta leerte, me encanta oirte (aunque lo haga solo a través de tus videos y de las pocas veces que podemos arañarle tiempo al tiempo para llamarnos) y me encanta sentirte tan cerca a pesar de la distancia.
Besos
Me enganché al porteo a raiz de tu charla en el CS de Santa Brígida, pero me enamoré de este mundo desde que mi hijo nació y empecé a llevarlo en foular, en bandolera…..siempre pegadito a mí….desde que lo pruebas no quieres otra cosa…gracias por compartir tus conocimientos y por los videos de porteo que cuelgas, porque realmente ayudan mucho a mamis novatas como yo.Un abrazo.!!
Que bueno nohemi!
Muchas gracias Nohemí!! Leyéndote a ti y a otras mamás como tú que nos mostrais vuestros conocimientos es como yo he aprendido lo importante que es el apego!! Yo también fuí de las que llevé a mi bebé mis primeros meses en esa mochila hasta que descubrí el fular y las mochilas ergonómicas
Un beso
Articulo excellente. Te felicito.
que buen post nohemi!!yo siempre te lo repitarè…aprendì de tus videos!!a miles de km de distancias!!
un abrazo
ornella
Llegué a ti buscando temas de LM…y acabé con un hoptye, fular elástico, fular tejido y una badolera…¿? XD
Muchas gracias por todo, por enseñarme el cómo y tb el por qué…
Por aquí somos muu pocos los q porteamos, asi q a veces me siento un extraterrestre x las miradas ajenas…pero a mi me encanta llevar a mi bebé pegadito a mi…y a él más¡¡¡
Gracias de corazón¡¡¡¡
Un artículo precioso!!! Te descubrí cuando aún no tenía ni pensamiento de ser madre y desde ese momento pensé que cuando tuviese un hijo sin duda alguna lo llevaria en fular. Pues bien, ese momento llegó y desde hace 18 meses disfrutamos del piel a piel, de la complicidad,de la comunicación, del cariño, del amor, de la ternura,y de un millón de aspectos positivos que sólo se pueden comprender cuando llevas a tu bebé pegadito a tu cuerpo.Te estaremos eternamente agradecidos por mostrarnos el otro lado de la maternidad.
me encanta!!!!!un articulo precioso. mi peque de casi 2 añitos sigue disfrutando del porteo y se lo recomiendo a todas las futuras mamas que voy conociendo. es todo un acierto.
Hola!!!! Me parece un artículo excelente. La verdad que me gusta mucho el porteo, aunque debo confesar que me enteré del mismo cuando mi bebé ya tenía más de 4 meses. A mi bebé le gusta pasear en cochecitos pero no está mucho tiempo en él que ya pide upa. Por esta razón y después de haber conocidos los portabebés decidí comprarme uno. Mi idea inicial era comprarme un fular pero lo que conseguí fue un Mei tai. La verdad que no lo utilizo mucho porque donde vivo ahora es un pueblo muy chiquito y no pasamos muchas horas fuera de casa y cuando salimos enseguida estamos de vuelta en casa. Dentro de pronto me voy a mudar a una ciudad que si bien no es tan grande es muuucho más grando que donde estamos viviendo ahora y quiero usar mi mei tai más seguido. El problema que siento es que como ya es grande ahora tiene 8 meses no le gusta quedarse quito mucho tiempo y le gusta mirar e investigar todo. MI gran miedo es que no le guste andar en porta bebés porque prefiere estar en mis brazos y no atado pudiendo moverse como el quiera. El problema es que es un bebé muy grande, y tenerlo en brazos mucho tiempo me cuesta. ¿Qué me recomiendan? ¿Me pueden comentar de experiencias parecidas y cómo la solucionaron?
Besos!!!!
qué bonito Nohemí… y qé sensibilidad pàra los papás y mamás «colgones»… me ha encantado, empatizar es el primer paso para la paz.. muuuaak
precioso Nohemí! hay q empatizar y qdarnos con lo q nos une, no los q no separa, gracias por tu sensibilidad!!
La primera vez que vi a un bebé en fular por la calle dije: así me gustaría llevar a mi bebé. Pero no tenia ninguna información más. Ni siquiera sabia que había unos ergonómicos y otros no. Y ni idea de donde se vendían fulares.
La primera charla a la que asistí de las que daba la matrona en el centro de salud de preparación, fue cuando te conocí y cuando me introdujiste en este precioso mundo. Gracias. Llegaste en el momento preciso.
Excelente Post! Sos una grosa Nohemi…
Mimita, no solo es técnicamente preciso, es un artículo lleno de amor. Es muy, muy dulce cómo escribís. Un abrazo grande y eternamente agradecido de una alumna virtual.