No sé si es el ser hermana y prima mayor, o que me criaran con mucha independencia ( o mucha soledad… esto da para otro post), pero siempre he sido una «abogada de pleitos pobres»… que es como se llamaba en mi casa a los que van por la vida metiéndose en asuntos ajenos a salvar situaciones injustas ( al menos, que yo consideraba injustas).
Más de una torta me llevé yo por hablar por otros… y más de una torta salvé de que se llevaran otros por hablar por ellos… así que mirándolo así mereció la pena.
Por desgracia he visto el maltrato muy de cerca, en muchas formas, y ante esas situaciones suele haber dos opciones: o lo aceptas o te rebelas.
Igual por eso nunca he soportado según qué cosas delante de mi.
Recuerdo un día, y creo que esto ya lo he contado, así que perdonadme la reiteración, oir a dos «señores» hablar y uno contarle al otro el chiste más machista y de más mal gusto que he escuchado en mi vida. Y reirse los dos, en una sala de espera con al menos otras dos mujeres aparte de mí y varios hombres más. Todos callados ante aquéllo…. Y recuerdo volverme a ellos y decirles muy seria: «muy bonito… ustedes tienen edad de tener mujer e hijas… ¿les gustaría que alguien hablara así de ellas??»
Al salir, mi marido ( entonces no éramos ni novios) me dijo que un día me iba a traer problemas eso de ir plantándole la mosca a la gente… que uno nunca sabe cómo reaccionarán… y seguramente tiene razón… pero me niego a ver u oír ciertas cosas y no inmutarme.
¿Qué haríamos si viéramos a alguien pegarle o gritarle a su mujer?
¿ y si lo hiciera con un anciano, o un discapacitado?
¿ o un jefe a su empleado?
La mayoría de la sociedad ha tomado conciencia con este tema… cada vez son más las personas que no se callan y plantan cara al maltrato, en cualquier forma, les pase a ellas mismas , a conocidos o a desconocidos. El respeto por las personas ha de primar sobre nuestra educación del respeto a la intimidad.
Que tú tengas derecho a hacer las cosas como tú quieres no está por encima del derecho a la dignidad de las personas. Si alguien grita o agrede a «su mujer», todos comprendemos , por fin, que eso no está bien, que no es «su» mujer en ese sentido posesivo que le da derecho a hacer lo que quiera con ella. Y lo justo, lo normal es meterse. El silencio es cómplice, lo miremos como lo miremos…
Ahora repito las preguntas de antes… aclarando que pongo ejemplos en los que culturalmente se considera a estas personas en «desventaja» sobre las que les agreden por razón social, física o económica… no por considerar peyorativa una u otra situación:
¿Qué haríamos si viéramos a alguien pegarle o gritarle a su mujer?
¿ y si lo hiciera con un anciano, o un discapacitado?
¿ o un jefe a su empleado?
Todos de acuerdo en que es inadmisible ¿no?
Pues bien… añadamos esta:
¿ y si vemos a unos padres mal-tratando a un hijo?
Y pongo la palabra «mal-trato» escrita así, porque el «maltrato» se asocia a pegar , o más bien a una paliza. Pero el «mal -trato» engloba mucho más. Si aceptamos que maltratar es tratar mal, entran en esa acepción los gritos, los zarandeos, los insultos, los desprecios… y también la indiferencia ante sus momentos de sufrimiento o la renuncia a satisfacer cualquiera de sus necesidades, sean físicas como comida y cobijo o emocionales, como atención, consuelo, abrazos y presencia.
Afortunadamente ya no es habitual ver a un hombre gritarle a su mujer ( en la calle, en la intimidad del hogar los monstruos campan aún por sus fueros), o a un jefe ridiculizar a su empleado ( ahora sabemos que esto se llama mobbing y es denunciable), pero no hay un solo día que salga a un lugar lleno de gente: centro comercial, parque, playa, etc, que no vea alguna escena de un padre o madre gritando a un hijo, zarandeándole, dándole un «azotito» en el culo o un cachete en la cara, hablándoles con desprecio: «¿Tú eres tonto?», amenazando: «al llegar a casa te vas a enterar», ridiculizándole : «a ver si aprendes de Fulanito» que mira qué bien se porta, o que ya no se hace pis o que ya no pide brazos…. etc…», o sencillamente ignorando su llanto cuando a veces lo único que quiere el bebé es que le cojan en brazos.
Me pregunto cuánto tiempo tiene que pasar o cuántas campañas lanzar para que ante estas situaciones reaccionemos como reaccionaríamos a cualquiera de las anteriores. Porque si yo veo que alguien le levanta a la mano a una mujer y me meto y le digo que pare soy un héroe, pero si lo hace un padre con un hijo, no puedo meterme… porque entonces ¿qué soy? me pregunto. ¿Cuándo deja uno de convertirse en un metomentodo para sencillamente ser una persona que reacciona ante una injusticia, sobre todo ante una injusticia cometida a las únicas personas del mundo que de verdad dependen de terceros que velen por ellos. Porque yo puedo gritarle a mi hijo pero él no debe gritarme a mi. Porque a mí se me puede ir la mano, pero si se le va a un niño ya es lo peor.
¿Y si yo fuera ese bebé o esa niña a la que sus padres gritan y pegan delante de la gente ( aclaro que no es que lo malo sea hacerlo en público, pero unos padres que en público hacen eso no quiero pensar lo que hacen cuando nadie mira)? ¿Y si fueras tú? ¿Por qué tenemos tanto miedo a defender a los más débiles? ¿Por qué creemos que nuestros hijos son nuestros en el más estricto sentido literal de la palabra y que podemos hacer con ellos lo que queramos?
Quizás habría que pensar que más que nuestros, son prestados, que se nos ha confiado su cuidado como quien deja algo precioso y espera al volver que nos lo entreguen igual o mejor que antes…
De hecho palabras de sabios reconocidos así lo han expresado:
Tus hijos no son tus hijos
(Kahlil Gibran)
Tus hijos no son tus hijos
son hijos e hijas de la vida
deseosa de si misma.
No vienen de ti, sino a través de ti
y aunque estén contigo
no te pertenecen.
Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas,
viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar
ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede,
ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual, tus hijos
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación
en tu mano de arquero
sea para la felicidad.
Rey Salomón
Salmos 127:3
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
«He aquí, herencia de Jehová son los hijos;
Cosa de estima el fruto del vientre.»
Porque la línea que separa una cosa de la otra es muy delgada y la clave no está en encontrar el límite entre ambas para quedarnos justo al borde… la clave quizás está en intentar alejarnos lo más posible de esa línea fronteriza para estar seguros que no nos parecemos en nada a los maltratadores.
No se quien dijo que era peor la pasividad de los buenos que la maldad de los malos. Preciosa entrada, Nohemí, me has hecho llorar (otra vez)
HOla Carmen:
Ay corazón… no pretendía hacer llorar… aunque eso no es malo 🙂
Gracias a ti por tomarte el tiempo de comentar y de decirme qué te ha parecido el post.
Un abrazo preciosa ♥
Ufff… me acabas de tocar muy de cerca… en cuanto a mi y a mi familia, pues mira, en esa estamos trabajando, y veo los resultados, por lo que ¡claro que merece la pena hacer todo lo posible por educar/criar a nuestros hijos respetándolos!. Pero, en cuanto a permitir… de verdad que para mi es muy complicado… tenemos unos vecinos que tratan fatal a su peque de 4 años, y tienen un bebé de 2 meses al que dejan llorar, etc. Cuando nació el chiquitín y lo visitamos, y además aprovechando el rollo de la teta porque me pidió consejo por ese motivo, hablamos un poquito de cómo hacer todo este proceso natural con los dos niños, etc., pero las cosas han ido a peor, y la humillan muchísimo, le gritan, y un sin fin de cosas más que no quiero enumerar. En algunos momentos me he sorprendido a mi misma llorando cuando escucho a la niña reclamar atención… pero no me atrevo a decirles nada… ya he encontrado por otras cosas una actitud de rechazo… pero claro, tus palabras me hacen pensar en dar ese paso más allá. Realmente me cuesta tomar una decisión al respecto.
Hola Nohe, me ha gustado mucho tu post y estoy de acuerdo con casi todo y digo casi porque si bien es cierto que yo tampoco soy capaz de ver un maltrato o un mal trato y quedarme callada, me cuesta más meterme a defender una causa en la que creo como la crianza con apego, cuando otros padres han decidido tomar un sendero diferente. Me explico: los malos tratos -sean del tipo que sean- no deberían permitirse. Ya me he metido en un par de líos por ser lo que llamamos una metomentodo. De hecho en una ocasión un fulano tiro de los pelos a su mujer en un supermercado, así delante de todos sin cortarse el sinvergüenza y claro, me hirvió la sangre y le dije que no le pegara, que no tenía derecho. Y bueno, no solo comenzó a gritarme el fulano sino que la mujer me dijo que me ocupara de mis propios asuntos y me dijo de todo, hasta puta. Yo me sentí fatal porque claro, cuando él le pegó y yo la defendí lo hice sin gritarle, pero cuando ellos se enfrentaron a mi lo hicieron a gritos y de repente me vi ahí, entre los tomates y las mandarinas con los ojos como platos y a punto de llorar mientras todos me miraban y ellos me insultaban. Otra vez me pasó con una vecina, la animé a denunciar a su marido por malos tratos y le dije que si no lo hacía ella lo haría yo. Lo hizo, le dictaron una orden de alejamiento y a las dos semanas regresaron juntos y el tipo me cantó la bronca a mí y dijo que como siguiera metiéndome en su relación me iban a denunciar. Otra vez -sí, hubo más veces- fue en una consulta médica y fue horrible. Una señora de unos cuarenta y pocos estaba con dos niños en la sala de espera, al pequeño lo tenía llorando en un cochecito y al mayor le dio un par de cachetes porque no se estaba quieto. Y yo, intentando no corregirla sino aconsejarla, me cambié de sitio y comencé a decirle que tal vez el niño mayor estuviera aburrido y le decía que a mi me pasaba igual con mi hija, que es normal que se aburran y bla bla bla, ni siquiera pude decirle que el pequeño se calmaría si lo cogía en brazos porque se enfadó, comenzó a decirme que no necesitaba que nadie le dijera como hacer las cosas, en fin que la cosa terminó mal. Pero aprendí algo de todas las experiencias negativas. Ahora creo que en cuanto a crianza -siempre que no haya golpes, malos tratos, etc- la intrusión es eso mismo: intrusión. Es decir, da igual en que bando estés, en el pro teta o en el pro biberón, en el Carlos González y en el de Estivil, no podemos meternos en la forma en que crían los demás si luego no nos gusta que hagan lo mismo. Yo me enfadaba cuando me decían: «deja a la niña tranquila que la coges mucho en brazos y te vas a arrepentir». O cuando les hablaba de colecho y me decían: «¿duerme contigo?, ay mujer eso es lo peor para una relación de pareja». Me parecía mal que estuviera ahí detrás mío todo el tiempo. Y creo que lo mismo debe pensar una madre que piensa que Estivill es la solución a sus problemas u otra que por la razón que sea no quiere colechar. Se trata de respeto, esa también delgada línea que nunca sabemos cuando cruzar para intentar solucionar un problema que, aunque no sea nuestro, nos afecta. Creo que ya me alargué, sorry! Pero quería entrar en el debate porque es un tema tan delicado y tan complejo a la vez que cuesta encontrar el equilibro. ¿Qué hago yo ahora? Intento ya no meterme en líos pero cuando puedo le planto cara a los golpes que reciben otros. Eso sí, nunca intento convencer a una madre -que no me pide ayuda- de que practique la crianza con apego. Esa es una decisión personal. Un abrazo a todas y gracias Nohe por esta aportación tan interesante.
Muy buen post! Lo comparto!
Gracias Marta ♥
Se define a la especie humana como un ser racional y político, de acuerdo al sentido estricto de político y no en lo que hoy en día se entiende por política.
Como tal, debemos entender que la especie humana tenemos (y debemos tener) posicionamiento sobre todas y cualesquiea que sean las cosas que ocurren en nuestra vida en sociedad, por lo tanto, somos denunciantes o cómplices de todos los actos que la especie humana, como conjunto de la sociedad, lleva a cabo. No somos neutrales… no podemos escondernos…
Un post muy interesante
http://elblogbert.wordpress.com/
Gracias Bert por tu aportación Y por comentar en mi blog.
Un abrazo
Hola Nohemí:
No sé cómo he llegado hasta este post tuyo, pero me alegro. He leído tu presentación en «sobre mí» y es exactamente lo mismo que hago cuando me preguntan ¿Qué hago? o ¿A qué me dedico? y yo les contesto que soy padre soltero, y después me dedico a seguros 🙂 Las personas se han acostumbrado en exceso a sus profesiones y tienden a olvidar lo más importante.
Me gusta que hagas hincapié en mal-trato. Parece que en evitar el maltrato por parte física algo hemos avanzado, pero en el verbal y psicológico hemos retrocedido.
Me preocupa mucho que los hijos repitan lo que han visto y vivido, por eso intento que mi hijo vea y viva lo mejor de su madre y de mí, y me esfuerzo por sacar brillo a los mejores aspectos de nosotros, para que se empape de ellos ahora que es una súper esponja.
¡Cuánta razón con respecto a aprender de nuestros hijos! Mi hijo me ha enseñado lo que es la pureza de un sentimiento (y ojo que tengo un hermano que le saco 20 años y he ayudado a criarlo como si fuera su padre/hermano) con un beso suyo inesperado o con sus espontaneas y «naturales» reacciones (otra vez bravo por el ejemplo del camino por el bosque).
Muchos saludos y enhorabuena por el blog.
HOla David:
Encantada de conocerte y de saber que eres padre y luego otras cosas 🙂
Gracias por comentar en el blog y me alegro que te haya gustado el artículo. PEro sobre todo enhorabuena por tu maestro… sin duda el mejor de todos los que habrás tenido en la vida.
Un saludo y espero que sigas pasando a leer y comentar… en este rincón que parece tan «maternal» nos encanta que aparezcan padres.
Hola Nohemí:
No quiero prometer nada para no ser esclavo de mis palabras (ya paso demasiado tiempo delante del teclado para mi gusto).
De momento le paso tu blog a 2 buenos amigos varones, que van a estrenar sus paternidades para este verano, y así van ampliando sus conocimientos.
Un fuerte saludo, virtual 😉
David :
Gracias ♥
Increiblemente emocionante!, claro que creo que para cada madre y padre, el primer paso es poder reconocer la propia historia, aquello con lo que cuenta y sus propias limitaciones, eso es un primer paso. Re-pensar y reflexionar, nada justifica el mal-trato. Lo interesante es que el modelo de vínculo de cada uno (sin con esto justificar) cómo es la forma de relacionarse que ESA persona conoce, si esa persona en su casa era maltratada, no tenida en cuenta, no respetada, se le gritaba, pegaba, no se le prestaba atención, si sus padres se golpeaban, etc. ESE es el modo que ese niño entiende que es vincularse, no conoce otro….pero claro está que nada esta totalmente acabado, los niños son maravillosos y tienen esa manera de ver la vida tan mágica! que sea ma naera de vincularse que conosca, no impide que pueda aprender, ver, vivir, otro tipo de vínculo. aprendiendo a que siempre podemos mejorar, cambiar…siempre que este el deseo de hacerlo. Graciass Nohemí, un gran abrazo desde Buenos Aires
Fernanda siempre un placer leerte:
UN abrazo ♥
Cuesta mucho mirar hacia adentro y reconocer que la herida primal sigue abierta, que no te faltó «de nada» porque tenías comida, ropa, juguetes, caprichos… no podías quejarte pero había un vacío en tu interior porque si que te faltaba algo, te faltaba que jugaran contigo, que te dieran cariño, que te escucharan, que no negaran tus sentimientos…
Cuesta mucho tener un bebé en brazos que llora y llora y no saber calmarlo y llorar con él, llora tu niña interior, a la que no atendieron su llanto, llora tu instinto apagado para salir a flote, ese ser indefenso que te reclama, que te pide la entrega que tu no recibiste, te abre los ojos y te hace ver la realidad.
Cuesta tanto reconocer que aún tienes ese vacío, ese hueco que no puedes llenar, esa falta de madre, de padre, de amor… ahora estoy llena, plena, ahora tengo una familia, la que he creado yo pero esa falta sigue ahí, no la llenarán mis hijos, porque ellos no están para nutrir mis necesidades, ellos no tienen que hacer ese papel, pero crezco con ellos, me los como a besos, abrazos y mimos, ese hueco es muy doloroso y no lo quiero para ellos, ellos crecerán rodeados de amor.
Duele reconocer que no tuviste una infancia feliz, que lo que tu creías que era no es, porque ahora eres madre y no consigues entender, como madre que da todo por sus hijos no entra en mis esquemas el maltrato ni el mal-trato, la indiferencia, el ignorar el llanto…
Creo que decir a mi me daban cachetes y salí tan «normal» ya es reconocer el daño que te hicieron, para denunciar el maltrato primero habría que reconocer que te trataron mal y todo el mundo no está preparado para eso.
Ahora yo soy la adulta y yo eligo ser feliz, ahora curo mis heridas y sigo hacia adelante.
Querida Mar:
Supongo que sabes que esa conciencia es muy dura pero es el primer paso en la buena dirección…
Un abrazo preciosa… por madraza y por valiente♥
Es difícil y duro reconocer a la niña que fuiste en lo que haces y lo que sientes con tu hijo, en tus reacciones… pero es bonito, es dulce, es sanador, es encontrarte contigo misma… Y es necesario. Si no lo hacemos caeremos en el error de dar por bueno todo lo que, con la mejor de las intenciones, nos inculcaron. Corremos el peligro de tomar el camino fácil, aun cuando nuestro instinto nos grita que debemos adentrarnos en el bosque… Solo se vive una vez… y caminar por un simple sendero cuando hay tanto bosque por descubrir es perderse mucha vida…
Y me quedo con la definición de hijo de José Saramago:
«Hijo es un ser que Dios nos prestó para hacer un curso intensivo de cómo amar a alguien más que a nosotros mismos, de cómo cambiar nuestros peores defectos para darles los mejores ejemplos y de nosotros aprender a tener coraje. Si, ¡Eso es! Ser madre o padre es el mayor acto de coraje que alguien pueda tener, porque es exponerse a …todo tipo de dolor, principalmente de la incertidumbre de estar actuando correctamente y del miedo a perder algo tan amado. ¿Perder? ¿Cómo? No es nuestro. Fue apenas un préstamo… EL MÁS PRECIADO Y MARAVILLOSO PRÉSTAMO ya que son nuestros sólo mientras no pueden valerse por sí mismos, luego le pertenecen a la vida, al destino y a sus propias familias.
Dios bendiga siempre a nuestros hijos pues a nosotros ya nos bendijo con ellos.
Hace ya tiempo leí el poema de Kahlil Gibran. Entonces no lo entendí demasiado. Ahora que soy madre, mi hija, mi maestra, mi luz, me ha hecho «ver».
No puedo decir nada más a cerca del maltrato, porque creo que todos ya habéis dicho lo que yo hubiese querido decir, aunque tal vez, sólo añadiría que cuando alguien maltrata a otro, se está maltratando a sí mismo.
Y estoy segura de que leyendo este poema, de manera consciente y abriendo no sólo los ojos, sino sobre todo nuestro corazón y nuestra alma, dejando atrás nuestro ego, podremos llegar a entender muchas cosas, no sólo del respeto hacia los demás, sino también del respeto por nosotros mismos.
Gracias Nohemí, por traerme de nuevo este poema.
Y gracias a todos los que habéis comentado tantas cosas magníficas.
Lo comparto!
«La indiferencia es la parálisis del alma, la muerte prematura». Chéjov
Meterse cuando vemos el maltrato es complicado, porque encima de que se está intentando ayudar, q se pueda salir escaldao, comprendo que tire para atrás… Pero por mi propia experiencia personal, pienso que ojalá y todos nos mojáramos… Porque podemos ayudar a la persona que está siendo maltratada e incluso salvarle la vida! Aunque el maltrato sea psicológico, es igual de importante dar el toque de atención si lo vemos, pq pudiera ayudar a la víctima a tal vez no ver ese maltrato como lo normal, pq lo recibas de (se supone) que un ser amado…
A mí me han ayudado y nunca lo podré agradecer…
Y me hubiera gustado que algún vecino (de pequeños, en casa, cuando mis padres se peleaban) nos hubiera ayudado; pero no, la gente oía y consentía… Es muy duro. Y es q es verdad, lo comprendo, porque a quien se mete se le suele tachar de entrometido y demás, qué injusto.
Quisiera comentar millones de cosas a raíz de este post y sus comentarios tan acertados, que me ha removido por dentro. Es difícil pedir ayuda cuando se están sufriendo malos tratos, por miedo o por lo que comentaba al principio, la víctima se suele poner del lado del maltratador… Es muy complicado todo, pero ojalá y las personas fuéramos capaces de involucrarnos, porque es una ayuda grande para el q lo está padeciendo, yo creo, la mayoría de las veces.
Hablo de casos fuertes, pero desde luego q existen otras formas de maltrato más sutiles y cuando va dirigido a los niños es doblemente repugnante.
Nosotros tb intentamos con todas nuestras fuerzas, transmitirle a nuestra hija lo mejor de nosotros. Nadie me enseñó a digerir lo que sufrí en mi infancia, tb estoy aprendiendo sola, pero no por ello voy a seguir el mal ejemplo que me dieron. Al contrario, se aprende del error y se intenta no cometerlo… Esto ya de adultos.
Ojalá y le inculquemos a nuestra hija esta capacidad de ponerse en el lugar del que sufre, que no sea insensible al dolor de los demás.
Muy acertado tu post,me encuentro a menudo con este dilema. Gracias por poner palabras a lo que algunas pensamos,sentimos y sufrimos
Sublime, de verdad, maravillosa reflexión que me llega para darle una vuelta a mi dificultad para plantarle cara a estas situaciones en público.
Muy buen post hace poco que conocí la página buscando videos para aprender a portear y me alegro de haberla encontrado! Tengo un bebé de 2 meses y días (que nació en mi casa) y cuando lo veo llorar y lo abrazo siento como un dolor por todos los bebitos que no reciben los brazos de sus padres cuando lloran. Mi mamá es maestra preescolar de niños de 3 y 4 años y en la misma institución cuidan bebés de la edad del mío; me contaba el otro día que cuando pasa apuradísima para el cambio de turno ve a los bebés (son 5 ó 6) que están todos llorando solitos a veces. Ella no tiene tiempo ni se supone que entre a mimarlos (le puede acarrear problemas laborales) pero no puede evitar entrar a hacerles unos mimos porque le duele verlos «abandonaditos». Cuando me lo contó (encima que estoy sensible por mi reciente maternidad) me dio una tristeza tan profunda, una pena…unas ganas de ir a estar con ellos… Qué duro sería para mí tener que dejar a mi bebé para ir a trabajar, gracias a Dios me quedo en casa con él, y aunque sea duro cuando lo tengo en brazos y él no se calma con nada, al menos lo puedo abrazar y él me siente.
Eso es un tema: cuando nuestros hijos nos necesitan y nosotros no respondemos es un maltrato, pero cuando ya son más grandecitos y hay que educarlos cómo se hace? Estoy tan insegura… Y cansada de ver esos nenes maleducados que rompen todo, dicen malas palabras, son muy irrespetuosos, les pegan a sus padres o abuelos, etc…reconozco que el problema es que no lo han sabido educar bien, que quizás es falta de atención de los padres, y que el problema no es que el niño «es malo», pero cómo hacer para corregir eso? Porque tampoco es cuestión de ir al supermercado y que el niño te haga un berrinche gigantezco porque quiere tal o cual cosa y se lo TENGAS que comprar porque si no es maltrato… (NO ESTOY DICIENDO QUE ESO SEA LO QUE DICE ESTE POST, SÓLO PLANTEO MIS PREOCUPACIONES PORQUE ME SIENTO INSEGURA ACERCA DE CÓMO DEBERÉ EDUCAR A MI HIJO, aclaro porque de verdad soy primeriza y estoy aburrida de ver esas situaciones en todos lados: para no «aguantar» a los hijos le dan todo porque es más fácil). Además en la naturaleza todos los animales que nacen con cierta dependencia reprenden a sus crías de alguna manera (soy re bichera y he tenido perros, gatos, conejos, corderitos, zorrillos, ardillas, y más que no me acuerdo y varios de ellos han procreado), siempre hay algun «zarandeo» hacia sus hijos cuando hacen lo que no deben; entiendo que la diferencia es que el ser humano razona y por eso no sería necesario un zarandeo pero los bebés no nacen razonando, si no que aprenden de manera empírica… Cómo hacer para educar en el amor sin caer en la pasividad de que nos «caminen por encima»? Cómo marcarles límites? Perdón si ofendo a alguien desde mi ignorancia e inexperiencia pero crecí en la filosofía de las «palizas» y a pesar de que fui una niña muy tranquila recibí varias…además de que mi padre fue (y es con mi hermano pequeño) de ridiculizar mucho, de tratarte de idiota, de no ser inteligente, etc si algo no lo hacés como lo haría un adulto, y eso me marcó mucho hasta el punto que me trae problemas a mi día a día. Y yo DE VERDAD deseo con toda el alma criar a mis hijos con apego y amor, porque es lo que se merecen estas cositas chiquitas e indefensas que confían al 100% en nosotros. Desde que nació mi bebé he visto las cosas tan diferentes…quiero ser la mejor madre para que él pueda ser un buen hombre, sano psicológicamente, porque he comprobado que la base para cualquier persona se establece en la niñez y de eso me siento responsable con mis hijos (el que tengo y los que deseo tener).