Acabo de leer esta descripción en la presentación de un libro:

La leche materna es el «patrón oro» para los primeros meses de vida, pero son muchas las madres e hijos que son «víctimas de la lactancia materna mal entendida». Son presionadas para amamantar aunque tengan hipogalactia, grietas en el pezón, etc. Incluso les plantean dilemas morales para su reincorporación a la vida laboral. Es una falta de respeto y tienen que soportar el calificativo de «malas madres» a aquellas que optan por la Lactancia Artificial.

La LM Prolongada está generando muchos ingresos en los Hospitales por desmedro. No es lo mismo dar pecho tres meses que darlo durante seis y no digamos nada si se prolonga por encima del año de vida. Por poder hacerse, puede hacerse. Pero ¿es bueno o malo para los niños? ¿Acaso un niño de dos años de edad medio desnutrido, con estigmas raquíticos y anémico, no es una «víctima» del actual dogmatismo? Y eso sin hablar de los complejos de Edipo severos que están aflorando ante amamantamientos tan prolongados. En contra de las Recomendaciones actuales, considero que en los países desarrollados el destete total o parcial debe hacerse a los cuatro meses de vida. A partir de ese momento llega la primera papilla de cereales y progresivamente de fruta, verduras etc. Si el destete es más tardío, casi siempre hay problemas con las papillas y eso conduce inevitablemente a carencias nutriciona-les y a convertir a esos niños en «victimas» del actual dogmatismo.

José María González Cano es médico pediatra del Servicio de Pediatría del Hospital General de Castellón. Desde hace 30 años dirige la Unidad de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Infantíl del citado Hospital. Cuenta con numerosas publicaciones científicas en revistas médicas y ha participado en numerosas conferencias de divulgación sobre nutrición, además de ser miembro de la Sociedad de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Infantil de España.

En 2013 publicó «Los 11 magníficos. La mejor estrategia de salud».

10609720_10152565589736956_914464271388440330_n-2Antes de sentarme a escribir este post he respirado hondo un par de veces.
No hay una sola frase en esa presentación que no me genere una verdadera vergüenza. Vergüenza  como madre lactante, vergüenza como asesora de lactancia, vergüenza como  divulgadora de temas de salud materno infantil. Vergüenza como persona adulta que toma sus propias decisiones con información contrastada y veraz.
Estoy harta del paternalismo de ciertos profesionales. De médicos que se creen en poder de la verdad absoluta cuando en sus afirmaciones lo que demuestran es estar llenos de prejuicios y desinformación. De personas a las que las familias acuden con confianza y lo que hacen es seguirle el juego a las multinacionales de la alimentación infantil.
Cuando formo asesoras una de las cosas que repito es que nuestro trabajo no se trata de luchar contra nadie, que no queremos establecer bandos. Ni entre madres ni entre profesionales sanitarios y no sanitarios.
Pero leo esto y de verdad que se me remueven mis convicciones.
Y me pregunto cómo es posible que haya una ley que regule y limite la publicidad de leche artificial   y luego se permita que las sociedades médicas como colectivo y sus miembros a nivel individual hagan este tipo de publicidad directa a favor de un producto artificial.
Y me pregunto qué estadísticas maneja este señor para afirmar que los niños que son amamantados  en nuestra sociedad occidental sufren de  desnutrición. Para afirmar que  estos niños sufren problemas emocionales por no haber interrumpido un vínculo natural entre madre y niño. Para decir con esa soberbia que no introducir papillas a los 4 meses provoca carencias nutricionales.
Y me pregunto dónde están estos «salvadores» de madres y bebés a la hora de esas grietas,  y dónde están para diferenciar entre las pocas hipogalactias reales y la  mayoría no reales, que no son sino  fruto de las propias recomendaciones de algunos pediatras de limitar las tomas,  establecer horarios y recetar «ayudas» en forma de suplementos de leche artificial cuando no eran necesarios.
Si alguien sabe de lo que supone la lactancia somos las madres. Si alguien sabe de lo que sufren algunas madres cuando tienen problemas de lactancia somos las madres y asesoras que acudimos a grupos de apoyo y atendemos diariamente consultas, bien telefónicas, por correo, en grupos virtuales o en consultas personalizadas. Y flaco favor le hace este señor a la salud de una sociedad cuando en vez de trabajar en la dirección correcta, que es  difundir la información veraz: que la leche materna es el «patrón oro» durante todo el tiempo que el bebe humano tome leche, y  cuando en vez de promover la formación adecuada de todos los profesionales que rodean el embarazo, parto y crianza en lactancia, se siguen perpetuando mitos, repitiendo conceptos obsoletos, y aconsejando en base a sus propias creencias personales y no en base a la evidencia científica.
Me consta que la medicina es una rama muy particular, que tienen una gran responsabilidad ante la sociedad y que eso les da cierto rol de «autoridad» y «superioridad» a los ojos de las familias.
Por eso mismo me encantaría que cada miembro del colectivo, y no como ahora casos anecdóticos, merecieran mi respeto por formarse, informarse y rebelarse ante la presión de las multinacionales que en forma de cursos, masters, becas y más,  les tienen como sus aliados y representantes comerciales ante las familias.
Señor González Cano, espero que los beneficios que gane usted alimentando esta guerra que no beneficia a nadie, los emplee usted en mejorar la vida de esas a quienes usted llama «víctimas» y que en ocasiones no son sino madres desahuciadas del sistema sanitario que peregrinan buscando quien les dé el apoyo que quieren para conseguir nutrir a sus hijos de la forma óptima, a nivel físico y emocional.
Yo mientras, como muchas personas más, seguiré trabajando para conseguir que la lactancia sea una práctica placentera para todas las mujeres que así lo desean.  Y para establecer los fundamentos de una sociedad más sana, con una buena base física y afectiva.
Aunque a usted esto por lo que se ve, lo sonará a chino… no hay más que leerle.

ACtualización:
Carta al Dr. González Cano