Hoy he recibido otro.
Son decenas de correos los que me llegan de mujeres que me cuentan sobre sus pérdidas gestacionales.
He de decir que cuando abrí este apartado del blog fueron avalancha. Imagino que porque no había muchos espacios «abiertos» sobre el tema. Hoy afortunadamente este tema ya no es tabú ( o no tanto) y las familia encuentran más espacios de escucha.
Pero casi cada semana recibo un nuevo correo, un nuevo mensaje cargado de angustia, de miedo a veces, de dolor siempre, de rabia cuando lo que hay alrededor es la ignorancia disfrazada de palabras hirientes.
No hace mucho, un par de semanas, en la Semana Mundial del Parto Respetado, volví a hablar de este tema, «bailar con la fea» le llamo yo. Pero es necesario. Lo será hasta que deje de recibir correos donde leo que las familias escuchan frases como:
«Era como una caries, materia orgánica que quitar»
A ver, a los que comentan ese tipo de cosas (incluído el ginecólogo que me dio el alta tras mi legrado):
La caries es una enfermedad producida por bacterias que destruyen los tejidos del diente.
Un aborto no es una enfermedad.
El embrión, o feto, o bebé o criatura NO ES UNA ENFERMEDAD.
NO ES UN RESTO ORGÁNICO.
NO ES UN TUMOR.
NO ES «ALGO» QUE EXTIRPAR.
A aquéllos que no saben qué decir en estos casos, les recomiendo leer esto o ver esto antes de apresurarse a decir algo para rellenar el silencio.
Y a las familias, voy a usar unas palabras de una niña de 3 años, porque los niños son instintivamente sabios para algunas cosas.
Una niñita le dice a sus padres tras enterarse que su hermanito ya no está vivo:
«¿Y dónde vamos a ponerle flores al hermanito?»
Esta niña nos recuerda la importancia y la necesidad de los ritos de duelo. Ofrecer una despedida a ese ser que estuvo y ya no está, y darle un espacio. Usar algo físico para recordar lo inmaterial.
Se puede usar algo del bebé, algún recuerdo si lo hay, y en los casos en que no, se puede elaborar algo especial dedicado a la criatura. Un dibujo, unas palabras, un objeto … da igual. Lo importante es que ese ritual lo coloca en su lugar y en un espacio. Le da entidad y presencia, incluso en la ausencia.
La familia puede organizar una especie de ceremonia más o menos solemne, más o menos íntima, donde todos puedan expresar sus emociones, incluídos los niños. Recordemos que los niños también están de duelo, han perdido un hermano, o la posibilidad de tener un hermano. A veces, de hecho, no habrá otros hermanos. Y mejor darles la oportunidad de saber e interiorizar la verdad sobre ese ser que andar con cuentos y mentiras, que lejos de consolarles, suelen añadir miedo e inseguridad.
Si estás en est situación o conoces quien esté pasando por ella, no dudes en pedir ayuda si crees que la necesitas. Escucha, acompañamiento, asesoramiento, incluso terapia. Hay profesionales que trabajamos en este tema cada uno desde nuestro papel.
No estáis solos… y sobre todo NO ESTÁIS LOCOS POR NO OLVIDAR.
<3 <3 <3
En memoria de Miguel